Era el momento. La ocasión de dar un paso casi definitivo hacia la permanencia con algo inédito esta temporada: la tercera victoria consecutiva. Y los de Roberto Blanco se veían con seguridad para lograrla, y también para marcarse uno de los mejores partidos de la campaña. Los extremeños anulaban a Ourense, y con una gran imagen grupal, remataban el primer cuarto 26 a 16. Desempeño que también dejaba KO a la mesa de anotadores, donde un problema informático iba a retrasar un segundo cuarto en el que, por suerte, no bajaría el ritmo. El Cáceres se gustaba y llegaba al descanso 50 a 32.
Los visitantes eran incapaces de remediar el resultado en la segunda parte. El tercer cuarto volvía a ser un recital cacereño en el que todos tenían ocasión de lucirse, hasta llegar a ponerse a más de veinte puntos. Algo que no evitaba la tensión al inicio del último tiempo. Ourense despertaba y recortaba distancias. Momento en el que aparecía Kenny Hasbrouck para tomar la iniciativa y amarrar la victoria por 92 a 77. Más que la tercera consecutiva, un auténtico golpe en la mesa.
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