Cuarta posición, veintisiete puntos. El Arroyo se ha colado esta semana nada menos que en puestos de ascenso. Lo hace tras haber tenido que jugar tres partidos en apenas ocho días, de los cuales ha obtenido cinco puntos de los nueve posibles. El pasado domingo daba la campanada y ganaba en casa a un Trujillo segundo en la clasificación que no perdía desde octubre. El propio Arroyo lleva desde noviembre sin perder un partido. Detrás de este logro, prácticamente impensable a inicios de la temporada, está su técnico Miguel Ángel Ávila.
Y es que los arroyanos se habían marcado como objetivo prioritario uno muy distinto; lograr la permanencia. "Las sensaciones del equipo son inmejorables, podríamos incluso haber conseguido algún punto más estos últimos partidos", afirma. Sin embargo, se muestra cauteloso: ""Nos gustaría mantener esta posición e incluso mejorarla, pero nos queda aún lo más duro del campeonato, las doce últimas jornadas", asegura.
Experiencia en construir equipos
Un técnico que tiene experiencia en construir equipos. En el caso del Arroyo, ha sabido manejar una plantilla humilde en el grupo extremeño de la Tercera RFEF y llevarla a los puestos altos de la tabla. Ante la pregunta de cuál es su secreto, asegura no tener ninguno: "simplemente ilusión, trabajo, y competitividad", sentencia. El próximo domingo el Arroyo se medirá al Calamonte a domicilio a partir de las 18:00 horas.
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