2 Noviembre 2021, 11:30
Actualizado 2 Noviembre 2021, 11:30

Los efectos adversos del cambio climático ya se están percibiendo en territorio extremeño. En el ámbito meteorológico, los expertos están detectando una reducción generalizada de las precipitaciones en invierno y primavera; descenso que, sin embargo, contrasta con el aumento de las lluvias durante el otoño. En esta estación del año se vienen registrando más días con precipitaciones, y éstas son más intensas. Así lo constata Javier Acero, director del Departamento de Física de la Tierra en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Extremadura. Acero añade que estamos asistiendo a un incremento paulatino, pero no alarmante, de las temperaturas. Esos valores relativamente altos -con cierta frecuencia por encima de los 37 grados- tienen, asegura, sus consecuencias en nuestra vida cotidiana, en lo que se refiere a la salud, al hogar, a la agricultura y a la ganadería. En general -añade Javier Acero- se dispondrá de menos agua, aunque matiza que ello no debería ser motivo de preocupación.

Desertización

Otra de las derivadas del cambio climático es que nuestra comunidad se va a desertizar progresivamente. El motivo: la tendencia de las temperaturas al alza. Es la previsión que traza Cristina Leal, técnico del proyecto "Ser + Sostenible", de Ecologistas en Acción. A ello -indica- se suman episodios meteorológicos cada vez más adversos, como las ciclogénesis que derivan en granizadas o lluvias abundantes que suelen dar lugar a inundaciones... sin olvidar las floraciones en momentos en que no corresponde o los cambios que se están apreciando en las producciones agrarias. Por otra parte, Leal señala que no se está haciendo un uso responsable del agua, y que se están produciendo cambios en las migraciones de las aves. El ejemplo más significativo es la cigüeña, pero también hay otros como el morito, una especie que ha vuelto a los humedales de la provincia de Badajoz tras más de una década de ausencia. En este sentido, se ha observado cómo cambios que habitualmente se producen a lo largo de varios siglos tienen ahora lugar apenas en unos pocos años.

Soluciones

Como respuesta a este complicado escenario, los ecologistas sugieren la necesidad de que la población tome conciencia de este problema, reduzca el consumo de agua y modere también los viajes a otros países; desplazamientos que -recuerdan- incrementan de forma notable los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera. Es éste -apuntan- un factor que el ser humano todavía puede controlar; no así el derretimiento de los polos, que libera grandes cantidades de metano. José María González Mazón, de ADENEX, pone el foco en la importancia de moderar el uso de los vehículos particulares, así como en la necesidad de que Extremadura pueda contar con un tren de calidad y respetuoso con el medio ambiente. A González Mazón le preocupa, por otro lado, la indiferencia de la Junta para retener a la población en el ámbito rural, y el hecho de que las grandes multinacionales ocupen ya casi todo el territorio agrario extremeño. Otro de los grandes riesgos es que la región pierda biodiversidad.