El presidente del Foro Nuclear, Ignacio Araluce, no descarta posibles prórrogas en el funcionamiento de las centrales nucleares. En declaraciones a Canal Extremadura Radio, ha dicho que habrá que ir vigilando si se cumplen las previsiones del Plan Nacional de Energía y Clima, que contempla tener cerradas en 2030 4 de las 7 plantas atómicas que hay en España (entre ellas la extremeña de Almaraz, cuyos reactores finalizan su vida útil en 2027 y 2028), y las 3 restantes en 2035. Araluce apunta que durante su desmantelamiento -que durará un período largo y del que se ocupará ENRESA, la Empresa Nacional de Residuos- se generará un buen número de empleos. La Unión Europea tiene prevista la plena implantación de las energías renovables para 2050, pero incluso entonces -subraya- continuará la energía nuclear, que servirá de base.
Si llegado el momento no se cumple lo que marca el Plan de Energía y clima, habrá que tomar otras decisiones sobre la vida útil de las centrales nucleares. Ignacio Araluce, presidente del Foro Nuclear
La percepción de la energía nuclear
Según Ignacio Araluce, se está empezando a percibir la parte positiva de este tipo de energía: no sólo por su alta eficiencia, sino también, en particular, la estabilidad que aporta al sistema energético. El experto -que durante 20 años trabajó en la Central Nuclear de Almaraz, a cuyo frente estuvo 14 años- reconoce que la crisis de Ucrania puede alterar las reglas del juego en el escenario atómico. Y reivindica el rol de la energía nuclear en un escenario de búsqueda de la reducción de la dependencia de combustibles fósiles como el gas o el petróleo. Hasta 2017, Araluce dirigió la Asociación Mundial de Operadores Nucleares. Niega que este tipo de instalaciones entrañen peligro, a pesar de lo que está ocurriendo en territorio ucraniano.
Sería muy difícil que se produjese un incidente nuclear importante
La fijación de los precios
En lo tocante al modo en que se fijan los precios de la luz, la energía nuclear -nos cuenta Araluce- juega un papel muy importante. Y es que esas centrales ofertan cada día a precio cero la energía que producen. Por tanto, sin ellas -insiste- la electricidad sería más cara. Recuerda además que los propietarios de las centrales nucleares venden la energía a sus clientes a un precio que está muy por debajo del de mercado, de manera que -asegura- de la subida de los precios del gas no se deriva un enriquecimiento de los productores de esta fuente de energía.
Sobre la posibilidad de retribuir la energía en función de lo que cuesta generarla, Ignacio Araluce pone de relieve que el sector necesita la retribución mínima que marcan los impuestos para poder seguir subsistiendo. A su juicio, en torno a los 60 euros el megavatio/hora sería un precio razonable para que puedan mantenerse a flote.
El presidente del Foro Nuclear sostiene que la energía nuclear es necesaria durante la transición energética, pero matiza que tiene que ser una inversión sostenible y eficaz. En este aspecto, cada año se invierten unos 30 millones de euros por reactor para mantener la seguridad y la calidad del servicio.
Ecologistas en Acción y el gas
También en la radio pública extremeña ha estado la coordinadora de la campaña "La verdad del gas", de Ecologistas en Acción. Marina Gross apuesta por suprimir tanto el gas como la energía nuclear del sistema eléctrico.
En esta línea defiende un sistema energético diversificado y resiliente, en el que el autoconsumo tenga más protagonismo. También sugiere una progresiva eliminación de los combustibles fósiles. Bajo su punto de vista, la guerra en Ucrania debe marcar un punto de inflexión en lo tocante a la transición energética. Gross teme que la decisión que el Consejo Europeo debe tomar estos días sobre el mix energético se tome siguiendo criterios económicos, y recuerda que la escalada del precio del gas se debe a razones previas a la invasión rusa en suelo ucraniano.
Diversificación frente a dependencia energética
A juicio de la miembro de Ecologistas en Acción, dependemos en exceso del gas, del carbón, del petróleo y del uranio. En este momento, en España las energías renovables rondan el 45% del total de la energía que se produce; un porcentaje -en su opinión- todavía escaso. A este respecto se muestra partidaria de reducir la demanda, es decir: racionalizar los usos y aplicar criterios de eficiencia energética.
La mejor energía es la que no se consume. Martina Gross, de Ecologistas en Acción
La dependencia que España tiene del gas ruso es baja, ya que supone apenas el 8% de las importaciones de ese recurso; sin embargo, en países como Alemania ese índice alcanza el 60%. No entiende la resistencia de muchos países de la Unión Europea a desvincular el precio del gas del de la luz. Son las naciones del sur de Europa (España, Portugal, Italia, y Francia) las que empiezan a decantarse por esa opción, ya que es en ellos donde más se ha incrementado el precio del gas. También comienzan a hacerlo algunos países del Este.
Soluciones al problema energético
El colectivo conservacionista propone dos alternativas al complicado escenario actual de la energía en Europa: sacar el precio del gas del mercado eléctrico, o bien limitar su precio máximo. Con esta última opción, sostiene Marina Gross, las eléctricas y las centrales nucleares no disfrutarían de beneficios tan exagerados. En este sentido, apuesta por reducir la dependencia energética del gas: no es -remarca- un combustible limpio, porque tiene asociadas altas emisiones y en su mayoría está formado por metano, un gas de efecto invernadero que tiene incluso más incidencia en el clima que el dióxido de carbono. Alerta además de sus fugas, frecuentes tanto en el ámbito industrial como en el doméstico; y de sus formas de extracción, que también son contaminantes: el "fracking" no está permitido en Europa, pero sí en Estados Unidos, país del que se importa mucho gas.
Otro aspecto a tener en cuenta es el impacto negativo que el gas ejerce sobre la salud: Gross alerta, por ejemplo, del riesgo de una mala combustión en los hogares. Precisamente los que más dependen del propano y del butano, o que tienen calderas muy antiguas, son los hogares de personas que están en situación de vulnerabilidad energética.