Cada vez es más común encontrar en la carta de algunas terrazas de verano o bares de copas la posibilidad de fumar en cachimbas, también conocidas como shishas o pipas de agua. Una moda, nada saludable, que puede generar adicción y que puede generar cáncer, según se desprenden de varios estudios científicos y también advierten algunos expertos.
Actualmente, en nuestro país, el 20% de los jóvenes fuma cachimba a diario y el 35%, al menos, una vez a la semana, según un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya en colaboración con el Instituto Catalán de Oncología y la London School of Economics.
Manuel Barragán, médico especialista en tabaquismo y en conductas adictivas, explica que, a día de hoy, sus consumidores no saben verdaderamente "cuanta cantidad de componentes se están metiendo ni cual de ellos les puede hacer o no daño a medio o largo plazo". No obstante, no tiene dudas de que con el paso del tiempo esos efectos reales no tardarán en conocerse ni tampoco que dentro de unos años habrá adictos a las cachimbas. Además, asegura que algunos ensayos recientes con ratones relacionan su consumo con "procesos oncológicos".
En esta línea, existen, además, algunos estudios que determinan ya su potencial cancerígeno. Es el realizado, por ejemplo, por la Universidad de Pittsburgh, en el que compara la toxicidad de una cachimba con la de un cigarro. Sus conclusiones apuntan a que cuando se fuma tabaco en cachimba se ingiere 125 veces más humo, 25 veces más alquitrán, 2,5 veces más nicotina y 10 veces más de monóxido de carbono que un pitillo. La causa de este aumento es que la duración de una cachimba oscila entre 40 minutos y una hora mientras que el cigarro se fuma en pocos minutos. Además, esto puede suponer el equivalente a fumar unos 20 cigarrillos, según otro estudio de la Universidad de Maryland.
"Ese carbón que produce la combustión libera carbono y es tóxico"
Estas pipas de agua son utilizadas, sobre todo, para fumar tabaco aromatizado -con sabor a manzana, menta o regaliz, por ejemplo- con o sin nicotina. Generalmente necesitan de una pastilla de carbón para que prenda la sustancia que después entra en combustión al ser inhalada. "Ese carbón que produce la combustión libera carbono y es tóxico", asegura Barragán. Señala, además, que para las vías respiratorias otro de los riesgos de las sustancias que se inhalan es su contacto con otros metales como "el plomo o el cobre" de los conductos internos de las cachimbas.