Los acuíferos de nuestro país se han deteriorado mucho en pocos años. Es la conclusión a la que llega un estudio de Greenpeace que indica que el estado del 85% de las masas de agua subterránea de la cuenca del Guadiana es malo. Preocupa especialmente el curso alto de ese río, en la zona de Castilla-La Mancha, donde -por ejemplo- se ha perdido un ecosistema único en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real. Un escenario del que tienen buena parte de culpa los nitratos que usan agricultores y ganaderos. En el conjunto de nuestro país, 44 de cada 100 acuíferos no están en buenas condiciones, debido, principalmente, a la contaminación y a la escasez de agua.
En Canal Extremadura, el responsable de Aguas de Greenpeace España ha reflexionado sobre estas cuestiones. Julio Barea opina que este complicado escenario se podría haber evitado. A su juicio, es achacable a una agricultura más intensiva que llevan a cabo las grandes empresas, en cuyas manos está quedando el campo. Sin embargo, los pequeños productores -añade- son los que más afectados se van a ver por la escasez de agua, que se prevé se acentúe en los próximos meses y años. Precisamente esas predicciones apuntan a que la Península Ibérica sea una de las zonas más afectadas por la falta de precipitaciones.
Sobreexplotación y contaminación
Los dos grandes problemas a los que se enfrentan los acuíferos en el territorio nacional son la contaminación y la sobreexplotación. Sobre este último aspecto, dos datos elocuentes: se estima que en España hay al menos un millón de pozos ilegales. De ellos se extrae cada año el equivalente de agua que necesitarían 118 millones de personas, cifra que excede con creces el doble de la población actual de nuestro país. En opinión de Barea, se están dilapidando los recursos. Para los pozos legales se establecen normativas con unos límites que sin embargo no se cumplen. Greenpeace se queja de que se controla demasiado poco a las pequeñas explotaciones agrarias, y muy poco a las grandes industrias del sector primario.
Hay que cuidar más ese tesoro que tenemos bajo nuestros pies. Julio Barea, responsable de Aguas de Greenpeace España
Peligra el abastecimiento humano
Julio Barea considera que el uso prioritario del agua, que es el abastecimiento a los humanos, puede verse comprometido. En este sentido, recuerda que el 30% de la población española se abastece de aguas subterráneas. Y añade que el problema de los vertidos de aguas sin depurar es una lacra que sufren nuestros ríos.
Con frecuencia, se vulneran las directivas europeas en la materia, y en su opinión haría falta un mayor control; aboga por cambios de calado en la política hidrológica, aunque reconoce que es complicado porque detrás hay muchos intereses económicos. Habría -dice- que repensar esas medidas, ya que el consumo de agua se ha disparado hasta niveles excesivos. El experto enfatiza en que la actual economía está en gravísimo peligro; cree que hemos estirado demasiado la goma, y avisa que las consecuencias pueden ser catastróficas.