El embalse de Valdecañas no deja de sorprendernos desde el punto de vista arqueológico. Son innumerables los tesoros que guardan sus aguas. Los últimos, dos verracos de los que, de momento, solo podemos ver fotos. Los arqueólogos piden que les dejen trabajar para poder trasladarlos y ponerlos a buen recaudo.
Según uno de los responsables del proyecto arqueológico, Juan José Gordón, este surgió "en 2019 con la bajada del agua del embalse, cuando emergió el dolmen de Guadalperal". Gordón añade que el Ministerio de Cultura se interesó por el yacimiento "y enseguida somos conscientes del potencial arqueológico que tiene este emblase".
Tras eso se contrató la redacción de carta arqueológica, que es un documento que identifica los bienes patrimoniales que hay en el embalse y que ahora están comenzando a aflorar algunos de ellos.
Ángel Villa, otro de los responsables arqueológicos del Ministerio de Cultura, comenta que es "zona de vetones, de esa cultura del hierro que se caracteriza por esos verracos, esas esculturas de grandes animales". Añade Villa que "hay menciones sobre ellos desde hace siglos y en los últimos años de que en esta zona había diferentes verracos. Solo ahora cuando baja la cota de agua hemos podido intentar planificar su recuperación para moverlos a un museo y que estén allí a salvo".
Detalla Villa que "el movimiento es complicado porque la zona es pantanosa porque es de difícil acceso y porque son piezas arqueológicas que hay que mover con mucho cuidado para que no se rompan y se mantengan para las generaciones futuras".
Además, piden precaución a los curiosos porque "a pesar de que puede resultar atractivo ir a ver los verracos y el resto de bienes arqueológicos", aseguran que "es peligroso debido al calor que hace y a las malas condiciones de tránsito que tiene toda la zona del embalse".
Un verraco vetton, el último tesoro arqueológico en emerger de Valdecañas
