23 Julio 2022, 18:11
Actualizado 23 Julio 2022, 18:17

Aunque ya no hay llamas en ninguno de los incendios más importantes desatados en la región en lo que va de verano, aún no se dan por extinguidos. El de Ladrillar, en Las Hurdes, y el de Jerte, próximo a la Garganta de los Infiernos, están controlados, es decir, aislados, sin propagación y a un escalón de darse por extinguidos. Mientras, el de Casas de Miravete sigue estabilizado y perimetrado, según ha confirmado la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Población y Territorio a Canal Extremadura Radio.

En todos estos incendios, salvo en el del Jerte, hay desplegados medios terrestres encargados de su vigilancia. Aún puede quedar material candente bajo la masa forestal arrasada por la llamas y para evitar sustos conviene refrigerar la zona afectada. Mientras, los hurdanos de Ladrillar, Las Mestas, Riomalo de Arriba, Cabezo, Batuequilla, Aceitunilla, La Horcajada y Nuñomoral que tuvieron que ser desalojados, tratan de recuperar la normalidad, tras autorizarse el pasado lunes la vuelta a sus hogares.

"Un incendio de esta magnitud nunca lo habíamos sufrido"

En Ladrillar, donde el fuego ha quemado unas 3.500 hectáreas, no recuerdan un incendio similar. "Un incendio de esta magnitud nunca lo habíamos sufrido", asegura Santiago Domínguez, el alcalde. También asegura que en algunas pedanías aún se trabaja para restablecer el suministro de agua a algunos hogares o para solucionar problemas con la telefonía surgidos tras el incendio.

Zona de bosque quemada por el fuego en Ladrillar.

No obstante, por un lado, su principal preocupación, asegura, es evitar que con las primeras lluvias "las cenizas entren en el circuito de agua o en los depósitos", y por otro, que las explotaciones apícolas, una de las principales actividades que hay en la zona, no puedan ubicarse allí. "Durante los próximos 3 o 4 años habrá que buscar otra zona para que las colmenas pasen el invierno", asegura.

Pese a todo, en Hurdes se ha quemado una parte mínima, solo un 6% de su territorio. Una zona afectada que Domínguez espera que sea reforestada "con castaños, robles y nogales". Una reforestación que también esperan se produzca, más pronto que tarde, en el de Casas de Miravete, con unas 3.000 hectáreas afectadas, y en el de Jerte, con unas 160 hectáreas quemadas.

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