El turismo enológico sigue creciendo en nuestra región. Con precios que van de los 6 a los 30 euros, cualquiera puede visitar una bodega y catar sus vinos. ‘Los Colores de la Vendimia’, una iniciativa de la Ruta del Vino Ribera del Guadiana, impulsa este tipo de experiencias y este domingo ha hecho parada en una bodega de Cañamero. La propuesta ha combinado la cata con la voz de una soprano y un piano en directo.
"No tienes que ser un ‘wine lover’ para participar en estas actividades”
Hace unos años, visitar una bodega era cosa de expertos. Isabel García, responsable de la Ruta del Vino y Cava Ribera del Guadiana, lo confirma: “Ahora ya es público con todo tipo de inquietudes, no tienes que ser un ‘wine lover’ para participar en estas actividades”.

Las bodegas han pasado de ser lugares de producción a convertirse en destinos, y el vino en una experiencia sensorial. Mercedes Ruiz, enóloga, lo explica: “Los sentidos que utilizamos, la vista, olfato, gusto, y el tacto que también influye en la cata”.
El viaje empieza antes del primer sorbo
El viaje empieza antes del primer sorbo. Primera parada: la bodega, conocer el lugar donde descansa lo que luego se prueba. Isabel García añade: “Viñedos, por qué se hace el vino, a todo lo que le asocias, gastronomía que va con ese vino, el paisaje del vino”.
Y, por supuesto, con cata incluida. La copa es el destino final y lo que más disfrutan los visitantes: “Venir hasta aquí, que te den la charla, pruebas un poquito de cava, otro poquito de vino de este, del otro”.
Una experiencia que marida con otras: “Son experiencias diferentes, y con música, es muy sensorial, disfrutas mucho”. Se saborea y se aprende: mirar, oler y escuchar… El enoturismo se cultiva cada vez más en la región y empieza a dar sus frutos.