Una vez más “El Emigrante” viaja por diferentes rincones de la geografía española en busca de aquellas personas extremeñas que tuvieron que abandonar su tierra entre los años 50 y finales de los 70 buscando un futuro mejor. Esta vez, hacemos parada en Ólvega, Soria. Allí hemos conocido a Placeres Sánchez, natural de Valle de la Serena, Badajoz. La abuela de Placeres y una tía suya vivían ya en Ólvega y animaron a su padre a qué fuera a trabajar en las minas y en la fábrica de Revilla, donde trabajaban muchos emigrantes extremeños. Cuando Placeres tenía siete años, ella, sus siete hermanos y sus padres marcharon para Ólvega, tuvieron que vender todo para poder emprender una nueva vida. Placeres, ya en Soria, fue a la escuela hasta que se sacó el graduado escolar y se puso a trabajar en la conocida fábrica de embutidos hasta que se casó. Ha tenido 4 hijos y actualmente trabaja en una empresa de pastillas de freno. No ha olvidado su tierra y siempre que puede se hace un viaje a su querida Extremadura. Después nos vamos hasta Vitoria para conocer a Julián Santano natural de Villa del Rey, Cáceres. Julián pertenece a una familia numerosa de seis hermanos y juntos ayudaban a su padre en las labores del campo y el cuidado del ganado. Cuando Julián tenía 15 años un amigo de su padre, que llevaba cuatro años viviendo en Vitoria, le propuso que se fuese con él a buscar trabajo en el País Vasco, y Julián aceptó encantado. Pese a irse contento, cuando llevaba un año en Vitoria le pudo la añoranza de su tierra y regresó a Extremadura, pero finalmente, años más tarde toda la familia se estableció definitivamente en el País Vasco. Comenzó trabajando como mecánico en varias empresas y a los pocos años conoció a Yolanda, se casaron y tuvieron dos hijos. Ahora ya jubilados, disfrutan en Vitoria de una vida tranquila y feliz pero siempre que pueden van de vacaciones a Extremadura.
El Emigrante (12/05/14)
Lunes, 12 Mayo 2014