Extremadura ocupa el último lugar en la composición territorial de los gobiernos democráticos
Lunes, 9 Agosto 2021

SE BUSCAN MINISTRAS O MINISTROS EXTREMEÑOS 

Desde los tiempos de la monarquía absoluta hasta el actual sistema parlamentario han cambiado muchas cosas, la gran mayoría para bien, pero no la importancia que para un territorio tienen los políticos bien situados y dispuestos a luchar por sus intereses. Ni un solo ministro procedente de o relacionado con Extremadura aparece en la última remodelación del actual gobierno, lo cual se ha vinculado, como siempre de forma tremendista, a la tradicional insignificancia de la región en el conjunto de España. Pero esto, no ha sido siempre así... Sobre ello reflexiona nuestro historiador de cabecera, el profesor y Doctor en Historia Moderna, Felipe Lorenzana

No Diana, esto no ha sido siempre así. Ha habido momentos en la historia en los que Extremadura ha tenido un gran protagonismo en la política nacional y ha sabido utilizarlo en su provecho. Así, en torno a 1650, un nutrido grupo de próceres extremeños miembros de los Consejos centrales de la monarquía, conducidos por el Conde de la Roca, lograron que Felipe IV creara la provincia de Extremadura con voto en Cortes. Después, con Carlos IV, se logró la Real Audiencia y una legislación agraria muy favorable gracias a otro afanoso lobby extremeño, encabezado esta vez por Manuel Godoy.

En la etapa liberal es conocida la brillantísima diputación que se envió a las Cortes de Cádiz, y durante el reinado de Isabel II hubo cuatro presidentes del ejecutivo extremeños: José María Calatrava, Antonio González, Gómez Becerra y Bravo Murillo.

El siglo XX ha sido más desfavorable, pero en los comienzos de la transición política tuvimos en los gobiernos centristas a Sánchez de León, Oliart, Rovira Tarazona y Juan Antonio Ortega, cuantía que se explica por el peso que tenía la militancia extremeña en la UCD. Desde 1982 hasta hoy, sólo una ministra: María Antonia Trujillo, del PSOE. De los otros partidos que han gobernado u ocupado carteras, el PP y Podemos, cero.

Una ministra extremeña en cuarenta años. Hemos consultado varios estudios sobre la composición territorial de los gobiernos democráticos e imagínense el lugar que ocupamos. Eso es, el último, o casi. Peor aún: además de pocos, más bien desafectos, salvo muy honrosas excepciones. Y es que los extremeños somos tan buenos emigrantes que, una vez fuera de nuestra tierra, nos olvidamos de ella para adaptamos como lapas al lugar de acogida. Que se lo digan si no al arzobispo de Toledo y primado de España, el extremeño Francisco Cerro, que desde que se fue no ha vuelto a decir nada sobre Guadalupe.

Son muy diversos los criterios que se barajan en la distribución de las carteras de un gobierno. Los equilibrios territoriales siempre han estado entre ellos, pero, como diría un castizo, de donde no hay no se puede sacar. Otros criterios muy favorables en fechas recientes han sido la condición femenina y el haber hecho carrera en la administración local, pero hete aquí que solo hay una mujer, la alcaldesa de Navalmoral, presidiendo las trece localidades extremeñas con más de diez mil habitantes.

En todo caso, hay dos criterios que no han cambiado desde los tiempos de la monarquía absoluta hasta el actual sistema parlamentario para llegar a ministro: la preparación y la osadía. Así que, señores aludidos: espabilen de una vez, que falta nos hacen.
 

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