El castaño extremeño ha iniciado una lenta pero paulatina evolución para adaptarse al cambio climático. Por un lado, poco a poco se están plantando portainjertos híbridos europeos y japoneses. Y por otro, las especies más tardías de castañas de Las Villuercas se han mostrado más resistentes a los veranos cada vez más largos y secos.
Mientras, los castañares más rentables serán aquellos que se encuentren en las zonas más altas del norte de Cáceres. Además de tierras más elevadas, darán más rendimiento si están tecnificados, densificados y con un riego de apoyo, los que puedan contar con él. En la región hay 3.500 hectáreas de castaños que producen unos 4 millones de kilos.