EXTREMADURA
17 Junio 2020, 20:53
Actualizado 17 Junio 2020, 20:53

Un fin de curso atípico e inusual marcado por la pandemia del COVID-19. En nuestra región, 180.000 alumnos y 18.000 profesores ponen fin al curso escolar 2019/2020. Esta vez de forma virtual. Poco podían imaginar al inicio del curso que la enseñanza, tal y como la conocíamos, iba a remplazarse por ratones y pantallas, cuando el pasado 12 de marzo, el gobierno central decidió suspender las actividades docentes de forma presencial.

Poco podían imaginar al inicio del curso que la enseñanza, tal y como la conocíamos, iba a remplazarse por ratones y pantallas

Una nueva experiencia que ha dejado un sabor agridulce a los más pequeños. A muchos no les ha gustado y destacan que necesitan a alguien que les explique las cosas, aunque otros defienden que se han organizado muy bien. 

Mientras que los padres califican el curso como totalmente anormal, aunque en todo momento han estado implicados al 100% en la educación de los pequeños. Subrayan que "en algunas cosas les ha venido bien para aprender otras cosas que no aprendían en el colegio" sobre todo relacionadas con las nuevas tecnologías. Aunque el sentimiento general es que "se ha hecho un apañado, pero no es ni de lejos un curso normal"

El sentimiento general es que "se ha hecho un apañado, pero no es ni de lejos un curso normal"

En general, los más críticos con el modo de hacer las cosas son los profesores que se han sentido abandonados por la administración, que no les ha facilitado el trabajo. Consideran que han hecho un esfuerzo extra y que el final ha sido "caótico" 

Los estudiantes de segundo de bachillerato aún tienen pendiente las pruebas de la EBAU. Y tendrán que esperar hasta el próximo 2 de julio para poner fin al curso.