La becada busca en Extremadura un refugio menos gélido que Europa. Tras cruzar miles de kilómetros, ansía encontrar zonas de alimento y suelos sin escarcha. A diferencia de otras limícolas, la becada prefiere los bosques húmedos y sombríos. Allí, con su largo pico, rebusca entre el follaje en busca de invertebrados. Pastizales y praderas cercanas a los bosques se convierten en sus comedores naturales, donde incluso los excrementos del ganado esconden manjares en forma de gusanos.
La incertidumbre es la esencia de esta caza. Es la pasión por lo impredecible lo que mantiene viva la emoción. La becada domina el arte del camuflaje y elige los lugares más impenetrables para refugiarse. Su caza es, sin duda, uno de los mayores retos de la caza menor.
Las sueltas de las rehalas son dignas de enseñar y comentar, la alegría y la energía con la que salen los perros de los remolques para cazar es apasionante, muestran su carácter, lo que marcan sus genes, es lo que motiva a los rehaleros a cuidar con mimo a sus guerreros los 365 días del año, a tener la pasión por la montería, sin importarles si ganan o pierden en su afición. Participar de la montería desde el corazón de la mancha hay que probarlo para sentirlo, y aún así es difícil de expresar tanta exaltación en el cuerpo.
Cita informativa con la actualidad extremeña más destacada.
Glenn Miller dijo una vez que Jimmie Lunceford tenía “la mejor de todas las bandas”, y agregó: “Duke es genial, Basie es extraordinario, pero Lunceford los supera a ambos”.
Con José Manuel Corrales.
Presentado por Jaime Cantizano y con Josema Yuste, Esmeralda Moya, Juan Luis Cano, Valeria Ros, David Barrull y Nani Gaitán.