Cita informativa con la actualidad extremeña más destacada. 

Con Silvia Solano en la edición 1, Luz Carmen Herrera y Manu Pérez en la edición 2, y Alba Lancha los fines de semana.

Una de las modalidades de caza con más carácter tradicional en el sector cinegético, es la caza de perdiz con reclamo, es la forma más primitiva de cazar perdices. Modalidad que conlleva un respeto y amor por el medio natural donde se desarrolla, grandes conocimientos de los que la practican, comportamiento ético en las piezas que se abaten, y fieles a las normas que legislan esta modalidad. 

La caza del perdigón es una actividad individual, personal, hay patrones que se deben respetar siempre al cazar en esta modalidad, pero en el disfrute de esta caza con reclamo, cada cuquillero tiene que ser respetado al interpretar y actuar en base a sus propios criterios, experiencias y su propia manera de disfrutar de este arte, porque la caza es ocio y deporte con pasión. 

La caza con perdigón es apasionante, es una caza que estás disfrutando durante todo el año, viendo y oyendo a tu perdiz en casa, deseando llevarla al campo para comprobar su reclamo en la época de celo.

Las ladras de los perros de las rehalas tienen varios objetivos, en su salida de los camiones trasmiten ansiedad, ganas de cazar, demostrando su fortaleza. Cuando sienten el animal cerca, los ladridos sirven de llamada para trabajar la rehala en equipo y tener mayor posibilidad de encontrar a la presa. Y cuando están delante de un animal buscan con sus ladridos intimidar al oponente y también pedir que les ayuden.

La rehala no solo busca y acosa para llevar a las reses a los puestos, transmiten emoción, es información para ponernos en alerta. El trabajo de las rehalas en las monterías es esencial, fundamental para tener buenos resultados en las capturas. Sin perros no existiría la montería, esta afirmación se confirma en las manchas tan quebradas y cerradas, donde las reses tienen mucha defensa para protegerse. 

El equipo de Cazadores Lances se desplaza a los linderos del Parque de Monfragüe, para inmortalizar lances de montería de jabalíes y venados.. Y terminamos en las inmediaciones de los Ibores, donde cazadores con sus setter, durante varias jornadas de caza, buscarán entre retamas las becadas.