Cita informativa con la actualidad extremeña más destacada. 

Con Silvia Solano en la edición 1, Luz Carmen Herrera y Manu Pérez en la edición 2, y Alba Lancha los fines de semana.

Si creíamos que ya habíamos conocido a todos los animales de la finca de Rosane, estábamos equivocados. Hoy nos presenta a uno de sus favoritos: su caballo Tebal, al que está preparando y ensillando para que le ayude a subir a las vacas a la parte más alta de sus tierras.

Aunque la campaña de recogida de aceituna ha terminado hace ya tiempo, los Mellis están limpiando hoy su maquinaria para dejarla recogida y en buen estado hasta la próxima cosecha. Los dos hermanos saben que el buen mantenimiento les ahorrará problemas el año que viene.

La sorpresa que le espera a Chabeli al llegar a trabajar no la veía venir. El depósito de agua que da de beber a sus ovejas está vacío y ella no se lo explica. ¿Cómo se han podido beber 6000 litros en dos días que hace que lo llenó? Solo parece haber una explicación: que parte de las ovejas se hayan vuelto sibaritas y prefieran refrescarse en las bañeras que en la charca.

El final de los cultivos de invierno ha llegado y es hora de deshacerse de las plantas que ya no van a producir más. Se terminaron los brócolis y las coles, y hay que dejar que el suelo descanse, se abone con los restos orgánicos y planear qué producción va a dar la huerta de Guille este año.

La báscula inteligente de los mellis está llena de barro y purines, así que el peso que dan los cochinos no es muy exacto de digamos. Hoy tendrán que agacharse y emplearse a fondo en la limpieza. Rosane tiene que mover sus vacas hasta la parte alta de la finca. Y qué mejor compañía que Tebal, su caballo hispano árabe, con el que ha establecido una relación de confianza y complicidad que le permite trabajar ágilmente en el manejo del ganado. Un tubo de escape de quita y pon o un rulo fabricado con trastos de la nave son dos de los apaños que Guille nos presenta en el programa de hoy. Nuestra pastora de Manchita tiene hoy a sus ovejas revolucionadas. Y no es para menos, en cuanto la ven bajar del coche con las piedras de sal, todas se arremolinan y se ponen como locas a ver quién es la que llega antes al manjar.