La arquitectura histórica de la Comarca de la Vera, hermosa cuando está hermosa, se ha enfrentado a un descenso lento y progresivo en el embudo sin fondo de la modernidad y su hostilidad ante lo perdurable. Su suerte se topaba con el silencio pero, afortunadamente, una epifanía personal y profesional puede contribuir a su rescate movilizando un empeño en común. Un proyecto tan sentimental como práctico, quizás el prólogo de la recuperación del uso de la casa verata, más allá de la evocación melancólica que deja perplejos a los turistas.

Como cada tarde los acebanos más veteranos, se reúnen en el bar de Mauri, para jugar al ancestral juego de “La Raya”. Un juego que se ha transmitido de generación en generación, y donde solo se necesita una moneda y una mesa para pasarlo bien. Los campeonatos de Raya, que se celebran en agosto han llegado a juntar a más de 300 personas de todas las edades.

Aunque nacida en San Sebastián, Nati se siente acebana hasta la médula; por eso vino a vivir al pueblo de su padre para formar una familia. Ella es la presidenta de la asociación creada a partir del Proyecto Mosaico, iniciativas que aúna los territorios de la Sierra de Gata y las Hurdes para la prevención de incendios con estrategias ganaderas, forestales y agrícolas. Ella cuenta con 200 cabras y está exportando leche en polvo hasta China.

Las cuatro hermanas, conocidas en Acebo por el apodo “las tumbelé”, contribuyeron desde que tenían entre 12 y 15 años a la economía familiar y a la local con una de las fuentes de ingresos más importante que existía en ese momento en la población: la confección de labores con encaje de bolillos. Ellas emigraron para vender puerta a puerta en las grandes ciudades las labores realizadas en Acebo; llegaron a tener su propia tienda y ahora ya jubiladas han regresado para quedarse para siempre.

Muchos son los motivos que nos llevan esta noche hasta Acebo, y uno de ellos es su agua. Y es que aquí nace el río Jevero, del que se disfruta desde sus impresionantes piscinas naturales y en las múltiples fuentes repartidas por sus calles. Además, los alrededores del pueblo están llenos de naranjos y hasta existe una fiesta en torno a su fruto. Vecinos como Micha y Eleazar, las utilizan para hacer originales combinaciones, ¿te animas a descubrirlas?. Con Santi llegamos hasta los “chajurdones”, refugios de pastores escondidos en pleno monte, y de tradiciones, como la de sus encajeras, nos hablan las hermanas “Tumbelé”. Pero si de algo presumen los acebanos es del juego que une a todas las generaciones del pueblo: el juego de “La Raya”, un ancestral juego originario de Acebo, al que esta noche nos animamos a jugar.