Un buen montero debe serlo, sentirlo y parecerlo, pero lo más importante es que debe tener una conducta ejemplar en el puesto y poseer los valores y principios que le permitan desarrollar de forma ética y respetuosa el arte de la montería.

Todo cazador debe tener la misma educación cinegética y medioambiental, que tenga buenos valores y una satisfacción de hacer las cosas bien para ganarle la partida a la res en una lucha de poder entre la inteligencia humana y el instinto animal. Un verdadero cazador tiene muy claro como debe de actuar en el monte.

¡No es mejor montero el que mas mata, si no el que mejor caza!

Una buena práctica cinegética, sin duda una de las más importantes, es el mantenimiento de las poblaciones de animales salvajes. Se ha demostrado que la caza es una actividad de gran importancia en los que respecta a la gestión sanitaria directa de las poblaciones cinegéticas, además es bueno mantener las densidades adecuadas de poblaciones de especies de caza mayor, ya que una superpoblación puede suponer un gran problema para la regeneración de diferentes especies forestales.

Por ello, es necesario tomar en consideración los aspectos sanitarios en la gestión cinegética y en la conservación, ya que las especies cinegéticas son potenciales portadores y difusores de enfermedades.

El equipo de Cazadores de Lances se desplaza hasta la raya portuguesa para inmortalizar la caza mayor por gestión en varios recechos de caza inolvidables. Y terminamos conociendo las diferentes facetas que tiene la montería asistiendo a una finca en abierto para saber un poco más sobre cómo se caza en esta modalidad.

“Morci” es un enamorado del parapente y ha conseguido transmitírselo a su hijo Manu. Aquí en La Parra han encontrado la zona perfecta por la orientación de los vientos. Nos enseñan a conocer esta especialidad deportiva y nos animan a practicar este vuelo para disfrutar de unos paisajes espectaculares.

Juan Ángel es el novillero de La Parra y está muy orgulloso de sus vecinos que le han apoyado a la largo de su carrera. Juan Ángel presume también de la antigua plaza de toros que data siglo XVI y es la segunda más antigua de Extremadura.