Basilio es nacido en Córdoba pero se siente un aldeano más. Este delineante jubilado de la central nuclear de Almaraz es un gran aficionado a la fotografía y a la pintura y ha hecho de su casa un pequeño archivo- museo. Ha catalogado las chimeneas, las ventanas y los pozos de Aldea del Cano en un libro recientemente.

Petra es de las últimas personas de Aldea del Cano que utilizaba la pilas del lavadero común para lavar a mano la ropa de su casa. Hace unos 40 años que ya nadie lava allí pero Petra recuerda que no había sitio, las charlas de las vecinas, los cotilleos y hasta peleas por coger pila. Todavía como hace matanza sigue haciendo jabón de la manteca añeja.

Maribel se encarga de la iglesia de Aldea del Cano desde hace 35 años. Es el lugar más importante para ella y para muchos vecinos del pueblo. Ahora que se hace mayor ha encontrado ayuda en el joven Ruben al que le gusta conservar y lucir las imágenes que posee la iglesia impecables. El pueblo entero ha colaborado para comprar una hermosa corona de plata repujada.

Un amplio equipo de reporteros recorre la comunidad para contarte en tiempo real lo que sucede día a día.

Con Gema Correa, Juan Pedro Sánchez y Lola Trigoso.

¡Cáceres está de feria! Casetas a pleno rendimiento, cacereños disfrutones y cacharritos a tope de actividad. Y entre todo… nos tenemos que fijar en esta historia:

Cristina es una cacereña con movilidad reducida que ayer visitaba la feria por primera vez este año. Iba a dar un paseíto acompañando a su pareja porque sabe que no se puede montar en nada cuando… en la noria ve un cartel: esta atracción está adaptada. Se le abrió el cielo “imagínate. Yo soy cacereña y he montado en la noria veces contadas con los dedos de una mano. Desde que tengo 11 años voy en silla de ruedas y si alguna vez he montado ha sido porque me han cargado a pulso y me han subido. Suerte que peso 45 kilos… pero hacía casi 5 años que no me montaba, fíjate. Cuando ayer pude entrar yo sola… vaya emoción.

 

Nada de saltamontes, hormigas, gusanos ni nada de eso que llegó a ser fácil de comprar en nuestra región, en grandes superficies, pero que ahora ya es bastante complicado comprar. Por eso vamos a visitar La Candela, donde llevan 25 años cocinando este manjar tan de la tierra con el que es muy fácil chuparse los dedos.