Rafa tiene 17 años y ya desde que era pequeño "le gustaba embarrarse". Y como de aquellos polvos vienen estos lodos, la afición y el buen hacer de una saga familiar de olleros en Arroyo de la Luz le mantiene moliendo barro y cerca del torno para seguir las indicaciones de su padre, el maestro artesano César Rodríguez Ramos. Herederos de una importante tradición reconocida por los mercados españoles desde el siglo XVI que llegó a contar con más de 60 productores, César y Rafa se suman al homenaje y promoción que mañana se celebra en Arroyo con el Día de los Olleros. Una jornada festiva en la que disfrutar con múltiples actividades y conocer de cerca unas piezas artesanas que siempre han sido valoradas tanto por su belleza, como por su dureza. Como nos cuenta César Rodríguez Ramos "este barro tiene algo especial que lo hace especialmente resistente al fuego". Por eso tener una pieza de barro de Arroyo es un tesoro que perdura generación tras generación y sus hornos para barbacoas son reconocidos en el mundo entero.
