Son varias las modalidades de caza donde la perdiz es la protagonista del lance, y por ello, es considerada la especie reina de la caza menor. La perdiz es un ave no migratoria y de las más bellas de La Tierra tanto por su fisionomía, como por su aptitud. Su caza es muy interesante y arraigada en muchos países por su bravura en el vuelo y que decir de su carne, apreciadas en las mejores cocinas con diversas formas de prepararlas.
La caza en Europa cambió con la llegada del arma de fuego. Fue el Emperador Carlos V el que fomento y autorizo en España el uso del arcabuz en la montería. Pero la revolución de la montería fue a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, donde los cazadores con rifles cazaban en puestos fijos establecidos y perros de rehalas batiendo las manchas para mover las reses.
En la actualidad, la montería y las rehalas están declaradas como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial, tanto en Extremadura como en Andalucía, porque la montería no es sólo caza, sino un aprendizaje que revive los orígenes, exterioriza la esencia, revive los recuerdos y conserva las raíces. Es como dicen algunos cazadores: “soñar despiertos, establecer una simbiosis con la naturaleza, y valorar el ciclo de la vida”.
Estos sentimientos que trasmite la montería, generan riqueza en las zonas rurales, amenazadas por la despoblación, crea empleo y protege la cultura y las tradiciones más antiguas de los pueblos.
Swing Time - El Duque y el Apollo
Duke Ellington era pura alegría. Para Howard Johnson, trabajar frente a la organización de Ellington era lo más parecido al paraíso. Habían oído al Duque en el Cotton Club durante los espectáculos de 1932 y 1933, antes de que se marchara a Hollywood. Y habían disfrutado en bailes de salón al son de Ellington. Era puro éxtasis lo que ofrecía la orquesta de Ellington cuando moldeaba el ritmo, la pulsación y el compás de la banda a los movimientos de los bailarines.
El toro juega un papel esencial en las fiestas populares de Extremadura. Lo comprobamos en Aldeanueva de la Vera, en donde el toro verato se vive de una manera especial. Además, asistimos a la corrida de toros de Cabeza la Vaca con las actuaciones de José Garrido, Juanito y Manuel Escribano. Vemos una jornada de clases prácticas de la escuela taurina de la Diputación de Badajoz. Conversamos con Triana Ramos, coreógrafa que ha trabajado con artistas de la talla de Rosalía, que está muy relacionada con el mundo del toro. Y asistimos a la presentación del segundo ciclo de Novilladas de Extremadura.
Con Juan Bazaga.
Protagonistas, competiciones, aficiones y objetivos los siete días de la semana.
Su madre artista y profesora de baile, su padre, el gran Joaquín Ramos, conocedor como nadie del toro en el campo, del toro en la plaza, de la tauromaquia más pura. Triana recibe el arte en sus venas desde niña y lo plasma en todo lo que hace, siendo sus dos ramas flamencas y taurinas fuente de toda inspiración. Bailaora y coreógrafa de artistas de la talla de Rosalía, Triana tiene algo especial que la acompaña allá donde va, es la casta en su sangre para saber quién es y qué quiere.
Tras un tiempo sin ver al pacense José Garrido en sus plazas extremeñas, en Cabeza la Vaca el espada reconquistaba de nuevo a su afición. Con su personalidad y el manejo más puro y torero de los trastos, Garrido volvía a recibir el calor y los olés de la afición de su tierra. Además de la veteranía y el poso, su capote sigue siendo uno de los más bellos del escalafón.
En unos minutos una traca de petardos y una campanada avisarán de la salida del toro. Es el momento en el que hablamos con uno de los novilleros que estará de “capa” en la lidia tradicional de Aldeanueva de la Vera. Es Andrés Montero y su escuela es ponerse delante de toros con más de 500 kilos en las capeas a las que asiste. Siendo de Losar de la Vera, los festejos veratos de estas tierras no tienen secretos para él y en unos momentos con su capote abordará al primero de la tarde
En un minuto resumimos lo más destacado que hemos vivido en el último capítulo de Tierra de Toros, donde el talento se adueñó de sus protagonistas.
Singular y con mucho sabor, Aldeanueva de la Vera convierte en un coso único su plaza. Cada tarde, en sus fiestas, se lidian toros que superan los 500 kilos. Allí se corren, quiebran, torean y recortan al estilo popular.
Balcones de casas, escaleras metálicas que antiguamente llevaba cada vecino, los llamados robles que ahora se han convertido en plataformas donde desde arriba se admira al toro, viéndolo muy de cerca y todo esto con un ambiente único de fiesta con la tradición de los mayores y la entrega de los jóvenes. Los toros de Aldeanueva son un auténtico espectáculo.