Siempre prefirió verse entre plantas y aves, en un bosque, en una dehesa o en la ribera de un río, observando, analizando, antes que caer en otra fe que no fuera la alegría de conocer, el empaparse de naturaleza. José Luis Pérez Chiscano nació en 1930, en Villanueva de la Serena, y vivió su transición hacia el infinito en el mes de enero del año 2022. Su existencia fue un manantial de erudición y respeto, se convirtió en un referente para generaciones de naturalistas, botánicos, ornitólogos, ecólogos y exploradores. En esta conversación para su recuerdo, Perez Chiscano habla para los más jóvenes y para los más mayores. Nada que no se sepa, pero con la certeza de que cualquier palabra de Chiscano equivalía a una revelación.

Los cultivos más característicos de la zona de Navezuelas son los castaños y los cerezos. Jose María es agricultor de toda la vida, pero fué cuando conoció a Puri, nacida en Francia, cuando decidieron sembrar muchos más en las tierras que heredó de sus padres. Jose María asegura que las castañas de la comarca son las de mayor calidad de España.

Domingo ha sido pastor y ha realizado prácticamente todas las labores del campo. En Navezuelas le tienen como un sabio en lo que a agricultura y ganadería se refiere; pero Domingo tiene otra profesión que está en desuso: es afinador de cencerros. Posee una gran colección de ellos y escucharlos es su afición.

Navezuelas está enclavado en el centro de Geoparque Villuercas Ibores Jara , donde existen cientos de rutas para descubrir dentro de su término municipal. Víctor, gran aficionado al senderismo conoce muy bien estos caminos. La Cueva de la Burra, donde existen pinturas rupestres de la Edad de Bronce y el nacimiento del río Almonte son lugares dignos de visitar.

En el corazón de la Sierra de las Villuercas, a casi mil metros de altitud, y con nieve, nos recibe hoy Navezuelas. Un pueblo rodeado de castaños y cerezos, donde conocemos a Vene que nos enseña a preparar unas roscas de melindre. También aquí vive Domingo, uno de los últimos afinadores de cencerros que quedan en Extremadura, con el que aprendemos a diferenciar sus sonidos. Míchel nos sorprende con su habitación llena de recuerdos, Tere nos enseña la iglesia, acompañada de una banda sonora peculiar, y para disfrutar de este maravilloso entorno nos hacemos dos rutas, una en 4x4 con el divertido Wifa, y otra por la sierra con Víctor. La despedida, en el Pico Villuercas, a 1600 metros de elevación, y con mucho frío, pero con un grupo de vecinos, que lo dan todo por salir en Puerta con Puerta.