Tiempo, terreno y valor: La verdad del galgo
Martes, 16 Diciembre 2025

La fase clasificatoria ha dejado situaciones muy variadas, entre ellas varios intentos que no llegaron a convertirse en carrera válida por no alcanzar el tiempo reglamentario. En ocasiones, la acción termina antes de empezar y no permite evaluar la técnica ni la verdadera capacidad de los galgos. Este tipo de jornadas recuerda que, en el campo, cada lance depende tanto de la calidad del terreno como de la respuesta de la liebre, cuyo comportamiento puede cambiar por cansancio, temperatura o simple azar.

También hemos visto lances que arrancan con mucha energía pero se desvanecen enseguida porque la liebre se deja coger rápidamente o no consigue romper con un quiebro decidido. Otras veces, antes incluso de levantarla, los jueces deben valorar si la pieza tiene condiciones para ofrecer una carrera real: hay liebres que salen fuertes y otras que apenas se sostienen en la arrancada. La decisión de soltar la collera siempre queda en manos del equipo arbitral, que vela por que cada enfrentamiento sea justo y representativo.

Cuando la liebre se encama demasiado cerca del perdedero o busca refugio sin trazar una línea estable, la carrera suele resultar demasiado corta o confusa y se declara nula sin dudarlo. Tras ello, los galgos regresan al punto de partida para volver a intentarlo con calma, manteniendo igualdad de oportunidades para ambos. Este proceso, repetido una y otra vez, garantiza que la competición conserve su esencia: valorar el desempeño real del galgo y la valentía natural de la liebre, siempre bajo un reglamento que busca equilibrio y limpieza en cada lance.