Badajoz
23 Mayo 2021, 21:36
Actualizado 23 Mayo 2021, 21:39

Los alrededores del Nuevo Vivero auguraban una noche para el recuerdo. El ambiente era de día grande y de cita histórica. Aferrados al espíritu del 92 y con una afición entregada, el Badajoz buscaba el ascenso a Segunda División 29 años después.

Pero los ánimos iniciales pasan a convertirse en frustración. Es pronto pero las cosas no van por buen camino. Toca hacer ajustes. Antonio Castaño y Fernando Estévez se ponen manos a la obra.

En el minuto 21, se hace el silencio en el Nuevo Vivero. El Amorebieta se adelanta. Toca animar, gritar o incluso rezar. Hay que darle la vuelta al partido...con Aquino en defensa o con Pablo Vázquez en el ataque. Da lo mismo.

La fórmula sigue sin verse clara. El rival sale con defensa de cinco en la segunda parte y no queda otra que volcarse en busca del gol. El tanto no llega y las protestas tampoco surten efecto. Cuando las cosas parece que salen, fuera de juego. No hay manera.

Aparecen las prisas y se apuesta por colgar balones al área. El nuevo método da resultado pero no hay acierto de cara a portería. La gente se echa las manos a la cabeza cuando el marcador va llegando al minuto 90.

Todo el mundo se desespera y Kike Royo se suma al área para buscar un empate heroico. La pelota, esta vez, se alia con Mikel Saizar y el Amorebieta. Llega el pitido final y todo el mundo se derrumba. Tras una temporada sobresaliente, se esfuma el sueño. Toca levantarse.