18 Abril 2023, 14:15
Actualizado 18 Abril 2023, 15:42

-Esto parece una pezuña. Creo que es una pezuña. 

Se detuvo un momento. Cogió la pieza. La puso a la luz. 

-Es un ojo. ¡Es un ojo! 

Gritó. Gritó mucho y luego, en fin, luego hubo muchos gritos más. Porque primero apareció un trozo, luego otro, luego se pusieron a excavar con frenesí (siempre con frenesí, siempre con cuidado) y fueron apareciendo: cinco caras. Cinco. Caras. 

Por ahora.

Cinco caras tartésicas.

Esa cultura en la que no había caras. 

Existían figuraciones que aparecían pintadas en algunas cerámicas o "alguna esculturita de bronce pequeña, como la famosa Astarté del Carambolo, pero no teníamos ninguna representación [humana]. Siempre se decía que Tarteso era una cultura anicónica, que era un culto a la naturaleza... pero nos hemos encontrado que un poco antes de la Dama de Elche ya se hacían este tipo de esculturas". Quien habla es Sebastián Celestino, uno de los codirectores del yacimiento. No encuentran la puerta este, pero han hallado caras. La otra codirectora es Esther Rodríguez, que explica que hay muchos marfiles donde se cuentan historias de la mitología griega, sobre todo, pero nosotros asimilábamos que sus divinidades eran betilos, que ya han aparecido en este yacimiento o en Cancho Roano o en el valle del Guadalquivir. Por primera vez le ponemos rostros. O idealizados o es que los tartesos eran muy guapos".

Hablamos del siglo V o VI antes de Cristo. Los griegos pensaban de Tarteso que era la primera civilización occidental. No sabíamos cómo eran ni cómo vestían. Sí sus joyas, pero no sus vestimentas ni sus adornos. Ahora podremos comenzar a aventurar qué tipo de personas llevaban qué joyas. Y cómo se las ponían. Y para qué. 

Porque ahora, gracias a estas caras, sabemos cómo se peinaban las mujeres, que llevaban diademas, que llevaban pendientes de aros enormes y anchísimos y que los altorrelieves estaban adornados con joyas que alguien se llevó. "Le han encargado a alguien hacer estas esculturas con las joyas que llevan en Tarteso: por ejemplo, las arracadas que ya aparecen en Cancho Roano. Esto va a revolucionar la historia del arte antiguo en la Península". 

Son de piedra. Posiblemente calcarenita. Se van a enviar a analizar, porque, con los adelantos técnicos actuales, podremos saber hasta la cantera de la que se extrajo la piedra. 

Cuentan una historia: "Esta historia todavía no la podemos reconstruir, pero, si tenemos un guerrero y dos señoras, que pueden ser diosas, lo mismo es el héroe con las divinidades que lo protegen", aventura Celestino. Porque aún no se han hecho analíticas: "Aunque sí hemos visto restos de color rojo, así que suponemos que estarían pintadas". 

Una de las caras de mujer de Tarteso

 

Miren esta cara. Está rota. Alguien le dio con una piqueta en la nariz. ¿Quién fue? Casi todos están destruidos de la misma forma. Esther Rodríguez dice que ahora hay que averiguar quién las rompió: "Seguramente fueron las personas que vivían aquí, porque le pusieron mucho mimo". Pero hay que tener arrestos para romper una escultura. En muchas culturas, implica borrarlo del mundo: es lo que los romanos llamaban damnatio memoriae. Borrar todo rastro. 

Tapadas con papel estraza había dos cajas, o lo que parecían dos cajas. Colocábamos los micrófonos, con mucho cuidado. Hablaron del yacimiento. Y Esther Rodríguez, cuando las desenvolvió, dijo: "Pues les presentamos lo que serían los primeros rostros de Tarteso".

Y yo di un grito.

Y luego nos quedamos mudos, con la piel erizada, nerviosos como niños la mañana de Reyes, mirando unas caras que alguien hizo hace 2600 años y que, de repente, un día cualquiera, un día que se preveía anodino, como el resto de los días, rutinario, ya ven, una cosa normalita, de repente, decíamos, un día cualquiera llegan nuestros arqueólogos queridos del Turuñuelo y nos dicen: aquí unos periodistas, aquí unas gentes de Tarteso.

Porque Tarteso, sí, tiene caras. Cinco.

Por ahora.

(Si quieren seguir ahondando, entrevistamos a Esther Rodríguez).

 

 

 

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Hallazgo en el Turuñuelo
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Aparecen los primeros rostros de la cultura tartésica en la excavación del Turuñuelo