24 Marzo 2023, 12:44
Actualizado 24 Marzo 2023, 14:33

La Guardia Civil, en el marco de la operación “Risaraldo”, ha liberado a cinco mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual, en Madrid.

En la operación han sido detenidas tres personas a las que se les considera miembros de una organización criminal que operaba a nivel internacional, dedicada a la captación y explotación sexual de mujeres, ha informado la Guardia Civil en una comparecencia ante los medios de comunicación en la Comandancia de Cáceres. Precisamente los agentes tuvieron conocimiento el año pasado del caso de una mujer, que se encontraba en un municipio de la provincia cacereña, que había huido de la capital de España, donde había sido obligada a ejercer la prostitución por una deuda contraída con las personas que habían pagado su viaje a Madrid desde un país de Latinoamérica.

Mediante la monitorización y análisis de más de 650 anuncios en una conocida página web de citas, los agentes pudieron acreditar la existencia de esta organización perfectamente estructurada. La organización contaba con captadores, transportistas, acogedores, explotadores sexuales y blanqueadores del dinero obtenido con dicha actividad criminal.

Los agentes realizaron tres registros en los distritos madrileños de Vallecas y Barajas, donde intervinieron libros de registros, dispositivos de almacenamiento digital de datos, teléfonos móviles, equipos informáticos, y los datáfonos utilizados para el cobro por los servicios sexuales, así como dinero en efectivo y numerosos envoltorios con cocaína (300 dosis).

Igualmente, de la documentación intervenida, los agentes han identificado a 28 posibles víctimas de diferentes nacionalidades.

Modus operandi

Para evadir y evitar el seguimiento policial sobre las ganancias obtenidas, usaban un negocio de hostelería en una localidad de Madrid, el cual utilizaban para blanquear el dinero obtenido de forma ilícita. Los detenidos distribuían entre los pisos datáfonos pertenecientes a este negocio hostelero para que los clientes pagaran a través de ellos la contraprestación a los servicios sexuales.

De esta manera, el dinero obtenido a través de la actividad delictiva se introducía en el sistema económico y financiero legal y realizaban movimientos internacionales de capitales a países como Venezuela, Colombia y Argentina.

Condiciones infrahumanas de las víctimas

Una vez ubicadas en los pisos donde las explotaban sexualmente, la organización ejercía sobre ellas un control total a través de videocámaras de grabación y micrófonos. Asimismo, eran sometidas a ejercer dicho trabajo durante las 24 horas del día y bajo el temor de sufrir daños ellas o sus familiares si no accedían a ello.

A través del apoyo y colaboración con diferentes ONG especializadas, se ha ofrecido a las víctimas recursos asistenciales para poder rehacer su vida fuera de esta organización criminal.