'La casa de todas' tiene como objetivo analizar y profundizar en el los diferentes aspectos y temas relativos a la diversidad sexual y de género, desde la lógica y la realidad de Extremadura, pero con perspectiva general y global.
El CF San Jorge lidera de manera destacada el Grupo V de la Segunda División Extremeña de Fútbol. El equipo es uno de los tres únicos extremeños que no conocen la derrota en lo que va de temporada y su entrenadora es Beatriz Galán.
En la actualidad Beatriz es la única mujer que es entrenadora de un equipo senior masculino en Extremadura. Beatriz dejó de jugar al fútbol por una lesión, pero no quería dejar su pasión de lado y siguió ligada a este deporte en el mundo de los banquillos porque "era la manera que tenía de seguir en el fútbol".
"Se me exige por ser mujer y por ser entrenadora"
Es un caso extraño el ver a una mujer dirigiendo a un club masculino por lo que Beatriz tiene claro que "si en algún momento puedo ayudar a alguien o ser referente por mi encantada". Algo que sí nota la técnico del San Jorge es que "se me exige por ser mujer y por ser entrenadora, tenemos que demostrar nuestra valía en esos dos ámbitos".
En lo deportivo, el San Jorge ya está clasificado para jugar los playoff de ascenso a Primera Extremeña, pero Beatriz no se queda ahí y su siguiente destino es "acabar el año de la mejor manera, nos gustaría acabar la temporada sin perder ningún partido y acabar primeros".
Maruja Almendrote perdió de golpe a dos de sus tres hijos y a su yerno cuando celebraban la despedida de soltero de éste último. Se casaba con su hija una semana después. Una tragedia que ocurrió en febrero de 2001 y que todavía hoy, como es lógico, le produce un dolor desgarrador.
Gracias a su hija, nietas y bisnietos ha conseguido continuar con su vida y gracias también a la mercería que regenta en la barriada de San Fernando en Badajoz.
Una mujer trabajadora, valiente y luchadora que no ha perdido la sonrisa a pesar de sentir cada día el vacío de sus hijos y de su marido que falleció 9 años después del trágico accidente.
Maruja Almendrote perdió de golpe a dos hijos y a su yerno en un accidente de tráfico cuando celebraban la despedida de soltero de éste último. Se casaba con su hija una semana después. Una tragedia que ocurrió en febrero de 2001 y que sigue provocando mucho dolor. Poco después perdió a su marido.
A pesar de todo, consiguió continuar con su trabajo en una mercería en la barriada de San Fernando de Badajoz. Es una mujer valiente y luchadora que vive centrada en su hija, nietos y bisnietos aunque reconoce que el vacío de sus dos hijos permanece cada día.
Ana Grajera ha conocido hoy en el centro de mayores de la zona sur de Mérida la difícil vida de Josefa. Nació al tiempo que estalló la guerra y ahora apaga la tele cuando ve las imágenes de las bombas cayendo sobre Ucrania. El miedo, las despedidas, las muertes de la pantalla, son las de su familia, que huyó con lo puesto bajo los bombardeos.
Su madre escuchó desde la cárcel los disparos del fusilamiento de su padre. A ella no la fusilaron porque estaba amamantando a Josefa.
Con 36 años fue viuda con cuatro hijos a cargo, uno de 11 años, otro de 9, otro de 7 y Josefa, que era un bebé. Una niña de la guerra que aprendió a entender que su hermano era su padre, a consolar el llanto de su madre y a cocinar sopas con "casi nada" con solo 7 años.
También ha aprendido a vivir consciente de que no podrá recuperar jamás los restos de su padre, porque vieron como los perros acababan con los cuerpos de la fosa. No conserva ninguna fotografía y lo que sabe de él, lo ha ido integrando a través de los recuerdos heredados de su familia.
Su madre le enseñó a crecerse ante la adversidad. Fundamentalmente una, el hambre: Tuvo que enviar a un hijo a vivir con un familiar para que pudiera comer...y se dedicó con otra viuda al contrabando, para poder dar de comer a sus hijos.
En los talleres de memoria del Hogar de mayores Zona Sur Josefa no suele hablar de su vida. Le parece demasiado trágica. Aun así, la comparte con nuestros oyentes convencida de que solo la palabra compartida, puede evitar que se sigan repitiendo las atrocidades de la guerra. Es su esperanza.
En The Black Holes conocimos a Teresa. Teresa no encajaba en 1856 y viajó al futuro. Ahora regenta una librería especializada y tiene una clienta recalcitrante, Matilde. Ella piensa que es recalcitrante. Un día invoca a una demonio, Laura. Laura, como todos los genios, concede deseos: uno. Teresa no sabe lo que quiere. Hay una ciudad en la que desaparece gente, o acaso el olvido sea la mayor desaparición de todas. La ciudad es azul. La gente no es como creíamos. Este cómic tampoco es como creíamos. Se titula Grito nocturno (como el fanzine de Teresa) y Borja González nos habla de él en esta entrevista.