El cantueso o lavandula dentata, conocida igualmente como alhucema rizada o espliego dentado, es una planta de culto donde las haya. Aromática y medicinal. Planta leñosa, perenne, arbustiva , y gran atrayente de polinizadores, utilizada como ornamental, en
perfumería, en cosmética, en aromaterapia, en medicina y en la huerta-jardín ecológica, no debe faltar como una planta para uso insecticida e insectífugo. Hacemos con ella una infusión estupenda para la agrobotica y nefasta para los pulgones.

¿Y cuándo se deja de aprender? La pregunta del millón. Como bien dicen Fernando y Renato, nunca. Ambos comparten su experiencia, de forma humilde, para poner su granito de arena para que los arranques hortelanos sean lo más fructíferos posibles.

No hay huerto sano ni productivo si no damos importancia a la biodiversidad. Aunque de vez en cuando le den algún picotazo a nuestras hortalizas, (algo que ocurre cuando generalmente tienen poco alimento en el entorno), también realizan una importante labor de control de parásitos de los cultivos: orugas, pulgones, moscas, saltamontes… Su silenciosa contribución a mantener el equilibrio en el huerto, es más que relevante. Las aves, perfectas bioindicadoras, están sufriendo mucho en los últimos años. Edificios que se olvidan de ellas, contaminación, ruidos, cambio climático... Pon una caja nido en tu vida. Aprende, con Marta y Renato, cómo hacerla paso a paso.

Algo tan sencillo como una botella de plástico supone la posibilidad de un sinfín de opciones de reciclaje. La primera de ellas es rellenarla si está hecha de PET pero... hay muchas más. Recogedores de fruta, maceteros, monederos y, ojo, ecoladrillos. Una auténtica revolución en el mundo de la bioconstrucción a la que ya se ha sumado Renato.

Esta semana hacemos un magnífico fertilizante natural para el que no se necesita ni huerto ni espacio: humus de lombriz. Te enseñamos a construir una caja nido que más de uno va a agradecer, en compañía de una extremeña que de cuidar del medio ambiente sabe un rato, y un montón de eco-inventos con algo tan simple como una botella de plástico. Fernando saca la artillería pesada de la agrobotica con el espliego y la tierra de diatomeas de la man. Y Ache, la canela de la despensa para alumbrarnos, literalmente, con una de sus creaciones. El aroma de su mesa llegará a todas nuestras casas.

Guadalupe se enteró hace unos años que era descendiente , por parte de la familia de su padre, del pintor Rogelio Vázquez. Rogelio, aunque nació en Maguilla en 1909 en el seno de una familia de labradores, vivió para ver cómo se inauguraba el museo que lleva su nombre en 1996. Recibió clases de dibujo del maestro Covarsí en Badajoz pero marchó a causa de la guerra civil a Madrid y varios países del mundo. 63 obras de diferentes épocas alberga el museo, aunque hay cientos repartidas por diferentes museos del mundo.

Antero heredó el oficio y el taller de herrería de manos de su padrino y desde entonces ha sido el herrero de Maguilla; ahora son sus hijos y yernos quienes lo mantienen abierto, aunque él visita el taller a diario. El fallecimiento de un hijo en un accidente le hizo evadir la mente en recoger útiles y maquinaria agrícola, una vez restaurada creó una sala de agricultura tradicional. En el pueblo todos le conocen por “el maestro” porque ha enseñado su oficio a muchos vecinos.

De la mano del grupo senderista de Maguilla, que encabeza Isa, conocemos La olmeda de los Baselisos, una tesoro botánico natural que se ha conservado en Maguilla . En los años 30 entró en España la grafiosis, una enfermedad fúngica que transmite un escarabajo procedente de los países asiáticos, pero en los años 70-80 se volvió a repetir y ésta acabó con el 90% de los olmos del país. El grupo se plantea la repoblación de más olmos en la zona y conservar y concienciar sobre la limpieza en el campo a vecinos y visitantes.

Esta noche viajamos a la campiña sur para visitar Maguilla: un pueblo de 970 habitantes que destaca por ser muy artístico y creativo, gracias a vecinos como ‘José y su teclado’, un hombre con 75 años que lleva toda la vida amenizando las fiestas locales; y a Pepa, que ha reinventado el punto de cruz en sacos de arpillera. También presumen de sus codornices en aceite: un plato típico de la localidad y del museo de su pintor Rogelio Vázquez. Conoceremos la agricultura tradicional con Antero “el maestro” y visitaremos las bodegas de la familia Cancho, que aún conservan las tinajas fabricadas por Justo Chamizo, padre del escritor extremeño. Además, tendremos senderismo, bordados y atletismo a los 45 años.