Lidia colecciona desde que es pequeña trajes típicos del folclore extremeño. Tiene trajes de diferentes pueblos que consigue en sus viajes por el territorio extremeño o encargándolos en tiendas especializadas. Su curiosidad por el folclore de su tierra le viene de su abuela y su padre, y además de participar en el grupo de folclore de su pueblo, también tiene muchos instrumentos de percusión, otro de los elementos emblemáticos en los sonidos de nuestro folclore. Como por ejemplo, el de un pandero triangular al que guarda especial cariño.

A esta talla de madera se la viste el sábado de resurrección con un traje típico, que tal y como nos cuenta Guadalupe: “tiene más de 100 años”. Una tradición, la del Niño pastor, que en este pueblo extremeño sigue cogiendo fuerza con los años gracias a como sus vecinos han sabido trasmitirla y cuidarla de generación en generación. Aquí los niños que van a tomar la primera comunión lo pasean por las calles en una fecha muy especial para todos los madroñeros.

El Grupo de Teatro El Garlito, nos invita a conocer a Isabel, una de sus integrantes y dueña junto a su padre del Hotel Rural Soterraña. Con este emblemático edificio de fondo, Gema e Isabel nos dan la bienvenida a Madroñera con una canción popular dedicada a su pueblo. Una manera diferente de conocer la casa palaciega y la fábrica de harina que se esconden en este lugar, y un final de lo más teatrero: con actuación en directo incluida. 

Puerta con Puerta llega a Madroñera, municipio situado a escasos 15 kilómetros de Trujillo. Aquí conoceremos a vecinos ilustres, como Pepita Huertas, maestra de 87 años con claras convicciones feministas. La sabiduría popular de Extremadura también tendrá su hueco en nuestra visita, será gracias a Marciano Curiel, de cuya obra nos hablarán sus nietas. También seremos testigos de oficios perdidos, como el de tejedora. Todo ello sin olvidar las tradiciones madroñeras, como la procesión de 'El Niño Pastor' o su rico folclore.

Seguimos conociendo términos del estremeñu. En este caso chipitón. 

Algo que muchos estaban esperando. Poco a poco el turismo extremeño vuelve a la vida y una de las pruebas es que ya se puede visitar un destino muy querido y cotizado: la villa de Granadilla.