Cáceres
30 Octubre 2021, 15:28
Actualizado 30 Octubre 2021, 15:27

"Toño me decía que si compraba esa botella, que se enfadaba", confiesa Jose Polo cuando recuerda como se hicieron con el famoso vino hace ya veintiún años. Lo compró, chapurreando inglés y pujando en Christies por teléfono desde Cáceres. Era diciembre del año 2000. Pero la historia de esta botella comienza mucho antes, dos siglos, en la Aquitania francesa.

Los viñedos de Château D'Yquem son famosos por el zumo que producen. Según la leyenda, Romain-Bertrand (uno de los propietarios) hizo retrasar un año la vendimia para llegar a tiempo de un viaje y las uvas fueron atacadas por la botritis, un enfermedad provocada por un hongo que pudre los frutos. "Simplemente con el hecho de la botritis, si de un cepa sacas por ejemplo 50 con la uva podrida que ya no tiene agua sacas 10", explica el sumiller del restaurante. Las uvas se recogen a mano una a una porque el racimo no se pudre todo a la vez. Se necesita una vid entera para obtener sólo una copa de este vino denso y dulce.

Jose y Toño trajeron su tesoro de Londres a Cáceres entre algodones, pero al llegar y meter la botella en su caja para colocarla en la bodega: tragedia. "El sumiller, al ponerle la tapa, ve que algo no cuadra y era esta botella que era un pelín más larga porque las botellas se hacían a mano, se soplaban y quedaba la botella un poco saliente, y al tirar de ella queda atrancada y se fisura el cuello." Habían pagado por ella seis millones de pesetas. Y temían haber malogrado el vino, un caldo histórico. 

"Cogimos el coche y fuimos a 200 hasta Burdeos"

Se pusieron en contacto con el Château y la jefa enóloga, Madame Garbey, que les dijo que aún no estaba todo perdido y que quiezás podrían salvar el vino. "Así que cogimos el coche y fuimos a 200 por hora hasta Burdeos", confiesa José. Allí comprobaron que el caldo no había sufrido daño y se realizó el trasvase con todo el cuidado y la garantía. La nueva botella, aunque parecida, era un poco más grande. Para completar el espacio vacío, añadieron unas perlas de vidrio. Una seña de identidad más. Igual que su antiguo recipiente junto al que se exponía en un lugar privilegiado de la famosa bodega de 'Atrio', un templo del vino que ha sido profanado.

La noticia del robo ha dado la vuelta a mundo. 'The guardian', 'The Washington Post' e, incluso, medios finlandeses se han hecho eco. Los ladrones se llevaron 45 botellas que valen casi un millón de euros.

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