1 Agosto 2022, 14:39
Actualizado 1 Agosto 2022, 14:39

Las altas temperaturas no solo suponen riesgos físicos, sino que también pueden agravar las enfermedades mentales o neurológicas. De hecho algunos profesionales plantean la necesidad de proteger con legislación laboral a quienes corren el riesgo de padecer brotes esquizofrénicos, agudizar su depresión, ansiedad o compensación de epilepsia si se exponen a temperaturas tan altas como las que estamos viviendo este verano, y que parecen vienen para quedarse e incluso aumentar. 


La psicóloga Estefanía Hidalgo, del Gabinete "PsicoAzuaga", augura que con la tendencia al alza de las temperaturas, "a los organismos públicos no les quedará otra que tomar medidas para proteger en salud laboral de quienes padecen algún tipo de enfermedad mental", a pesar de que pueda suponer un conflicto, pues "imaginemos a una persona con una enfermedad mental que trabaja en la construcción. A lo mejor no puede estar expuesta a estos picos de calor, no ya por lo físico sino por lo mental".

También serán necesarios los autocuidados para que eso no suceda. Pero no solo en personas con enfermedades mentales o neurológicas, sino en toda la población, porque el calor es un estresor que dispara la adrenalina, lo que hace aumentar también la agresividad. Además, asegura la psicóloga, provoca que neurológicamente nuestro cerebro funcione con más lentitud.

Por otro lado tanto ella como el psiquiatra extremeño Ricardo Crisóstomo confirman que frente a la abundancia de análisis sobre los efectos, por ejemplo de la falta de luz en invierno como un elemento que puede agudizar de depresiones, o del ruido excesivo, como potencial perturbador de la salud mental, la  incidencia de altas temperaturas en la salud mental suele pasar inadvertida en los informes clínicos de las visitas a urgencias psiquiátricas en plenas olas de calor. 

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