Test rápidos para conocer nuestra inmunidad frente al virus

Un pequeño pinchazo en el dedo y, en un margen de dos a diez minutos, sabremos si nuestra vacunación ha sido efectiva y tenemos anticuerpos neutralizantes frente a la COVID. Es decir, qué grado de inmunidad tenemos frente al virus. Es lo que tardan en dar los resultados los test rápidos que pone en el mercado la empresa china Ojabio. Una sencilla prueba, similar a la del azúcar, que nos aporta la información que, hasta ahora, sólo se conseguía a través de un análisis de sangre en laboratorio.

Estos test ya cuentan con el certificado europeo y, además, en España, han sido validados por al Universidad de Alicante, con pruebas realizadas por el servicio de microbiología del Hospital Universitario a cuyo frente ha estado el epidemiólogo José Tuells. Unos estudios que, según la responsable de ventas internacionales de la empresa, Sonia Ramos, reconocen "una especificidad del cien por cien, una eficiencia del 99 por ciento y una sensibilidad de más del 98 por ciento".

Ramos aclara que no miden niveles de inmunidad, sólo si se es o no inmune al virus, "que es lo que nos interesa", añade. Medirían igualmente esa inmunidad en personas que, aunque no hayan sido vacunados, hayan pasado la enfermedad y, por lo tanto, generado esos anticuerpos neutralizadores, "que nada tienen que ver con los IGG o los IGM", puntualiza Ramos.

Ya en España

Defiende que esta información es crucial para la toma de decisiones sanitarias, como, por ejemplo, cuándo sería necesario una tercera dosis. Pero también para otras relacionadas con turismo o movilidad. "Estamos en negociaciones con las administraciones públicas. Todas con las que hemos contactado han mostrado mucho interés y consideran fundamental la implantación de estas pruebas en sus sistemas sanitarios".

Según Ramos, "no es suficiente con la vacunación, sino que lo fundamental es saber si se es inmune. Por eso, dice, sería conveniente realizarlos de forma periódica para conocer cuándo perdemos esa inmunidad. 

De momento, sólo tienen autorizado el uso profesional. La idea es que lleguen a las farmacias, para que los usen directamente los ciudadanos, y con un precio similar al de los test de antígenos.