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Con Noelia López Boluda.

Todos estamos recubiertos por un órgano que ocupa una extensión de unos 2 metros cuadrados y perdemos hasta 30.000 células diarias, lo que supone perder unos 750 gramos anualmente. Hablamos de la piel, cuya misión es protegernos de golpes y de las condiciones ambientales. ¿Cómo sufre la piel en invierno?

La piel se compone por tres capas, la epidermis es la que mas sufre por estar en la parte más externa, la intermedia esta la dermis, donde están las glándulas sudoríparas, terminaciones nerviosas, vasos sanguíneas.. y debajo la hipodermis, la que se encarga del sostén, amortiguación y mantenimiento de la temperatura corporal.

La dermis tiene unos receptores térmicos que detectan las diferentes temperaturas y son las que dan la orden a los vasos sanguíneos para regular la temperatura corporal. Cuando se cierran demasiado los vasos sanguíneos las partes más alejadas al corazón, pueden sufrir sabañones.

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Con Noelia López Boluda.

Los resfriados, catarros o la gripe son más habituales en invierno. Por un lado las bajas temperaturas y el ambiente seco benefician a algunos virus y por otro lado el sistema inmunológico tiene que trabajar a marchas forzadas.15º es la diferencia entre el disconfort y el dolor. Con una temperatura menor de 8º el organismo primeramente cierra los vasos sanguíneas para evitar el calor de la sangre, se activan procesos metabólicos internos, es decir, activa el metabolismo y además se activa la contracción muscular, de ahí la típica tiritona. 

En teoría estamos adaptados para soportar las bajas temperaturas, no obstante, personas más bajitas y con extremidades más cortas lo soportan mejor que las personas altas y delgadas, como ejemplo los Masai en África frente a los esquimales. No obstante el ser humano ya está adaptado y lo que se hace ahora es adaptar el entorno. Casas con aislantes, calefacción.. e incluso la dieta.

Las enfermedades más comunes con el frío son las relacionadas con las respiratorias como bronquitis, neumonía o gripe y se pueden agravar las enfermedades crónicas que se descompensan por alguna infección por algún proceso respiratorio.