Raúl es el encargado de la enorme finca “El Secreto”, en Majadas de Tiétar (Cáceres) y hoy nos vamos con él en su buggy para conocer a uno de los embriones implantados el pasado año en una vaca que utilizan como “vientre de alquiler”, aunque cuando nos acercamos, se comporta como su verdadera madre.

Pepe nos enseña cómo se construye un tamboril, “lo primero es tener el material”. “A mí me enseñó un señor de La Vera, porque yo estaba muy interesado y me gustan mucho estas cosas”.

Y es que Pepe tiene tambores de todos los tamaños, es un apasionado del folclore y dedica su tiempo libre a esta preciosa labor artesanal que se está perdiendo.

“Durante El Ramadán pensamos mucho en comida para comer por las noches”, y luego ni si quiera nos la comemos toda”, nos explica Fátima, que nos prepara además unos ricos dulces marroquíes.

“Durante un mes, y desde las seis de la mañana hasta las nueve y veinte de la noche estamos sin comer”, nos cuenta esta musulmana afincada en Majadas de Tiétar.

Hoy visitamos Majadas de Tiétar, un pueblo multicultural. De sus poco más de 1300 habitantes, hasta un veinte por ciento son musulmanes, y Fátima es un ejemplo vivo de ello. Una alegre y divertida mujer que lo dejó todo por amor y se vino hasta este pueblo de Cáceres donde ha trabajado toda su vida con su marido y ha criado a sus tres hijos, que ahora estudian en diferentes universidades de España. Raúl es otro de los "forasteros" que viven aquí, aunque en este caso de más cerquita, vino de Moraleja junto a su familia para ser el encargado de la espectacular finca "El Secreto", donde cuida de unas vacas galardonadas en varios concursos.

Rufino hace espectaculares maquetas de barcos de todo tipo, Pepe y Josefina son unos apasionados del folklore local, y Sara una mujer trabajadora que sabe todo de labores del campo. Ella será las que nos presente a los geniales componentes de su grupo de teatro que además de representarnos una escena especial, ¡nos imitarán a David Bisbal, y a Doña Rogelia!

Según dicen, son muchos los problemas que traen. Suciedad, gritos, malos comportamientos... Hemos investigado en el casco antiguo de Plasencia y hemos comprobado que son muchos los vecinos los que denuncian abandono e inseguridad debido a las personas que rondan por algunas viviendas y solares abandonados.