Cada vez son más las familias que acuden a los bancos de alimentos. Es la preocupante alerta que lanza Cáritas, en su último informe sobre la desigualdad en España. Más de 4,3 millones de personas viven en exclusión severa, un 52% más que antes de la crisis de 2008.
Trabajar no es suficiente
La vivienda y la precariedad laboral son los grandes motores de esta brecha social. Uno de cada cuatro hogares tiene dificultades para acceder a un techo digno, y casi la mitad de quienes viven de alquiler están en riesgo de pobreza.
En el mercado laboral, trabajar ya no basta para escapar de la precariedad. Más de 11 millones de personas tienen empleos inestables o con bajos salarios. La clase media se estrecha: hace tres décadas representaba el 60% de la población, y hoy apenas alcanza el 43%.
Los jóvenes son los más afectados. Acceden a sus primeros trabajos con peores condiciones y sueldos un 30% más bajos que los de generaciones anteriores, lo que deja poco margen para imprevistos.
A eso se suma el precio de la vivienda, que consume más de un tercio de los ingresos familiares. Muchos reconocen que ya no podrían comprar una casa en propiedad.
El informe concluye que tener empleo ya no garantiza estabilidad, especialmente con la cesta de la compra disparada. Un tercio de las personas en exclusión severa son menores, y por ello Cáritas reclama un cambio de modelo que coloque la dignidad y la igualdad en el centro de las políticas sociales.