El colegio Ntra. Señora del Carmen Vedruna de Villafranca de los Barros, conocido como 'Las Carmelitas', recibe este año la Medalla de Extremadura. El centro cumple 125 años y ha tenido un importante papel en la educación de la mujer rural. Hoy son 600 niñas y niños quienes estudian en sus aulas y reciben enseñanzas que van más allá de lo académico.
El centro, una institución fundamental en Villafranca de los Barros, y también en nuestra región, se funda el 27 de septiembre de 1897. Un grupo de hermanas Carmelitas llegaban en ferrocarril hasta la localidad pacense con el objetivo de educar a la mujer rural. "Fundar un colegio para dar una respuesta a la sociedad extremeña en ese momento. En una zona rural, como era Villafranca de los Barros", cuenta Isabel Gragera, Directora General del Colegio. "En aquellos tiempos la mujer se dedicaba a trabajar en casas, aprendían a leer. Pero aquí desde un inicio se impartían idiomas, teatro, cine fórum.... Cosas que en aquellos momentos eran impensables, porque no se estaban haciendo", añade.
En un primer momento, el centro contó sólo con nueve alumnas. Hoy son más de 600 niños y niñas los que estudian en 'Las Carmelitas'. En su historia, además, han contado con alumnas de gran relevancia, como Blanca Morenas, primera diputada extremeña en el Congreso de los Diputados, o la académica de la RAE Asunción Gómez.
"Lo que tú puedes aprender aquí es lo que se te queda grabado en el corazón: amistad, compañerismo, respeto, darse a los demás, que es lo que siempre nos enseñaban. Estar pendientes del otro y eso es lo que siempre nos han enseñado en el colegio y con lo que me quedo", cuenta María Moriano, presidenta de la Asociación de Antiguas Alumnas del centro.
Son los valores de Santa Joaquina de Vedruna, la fundadora de la Congregación de las Carmelitas de la Caridad. La orden cuenta con 70 colegios en toda España. "Ella quería que las niñas tuvieran una educación porque en 1926, en aquellos tiempos las mujeres casi no estudiaban", relata María Dolores Tinoco de Castilla, hermana de la congregación.
Hoy, esta familia, que cuenta con más de un siglo de historia, recibe la Medalla de Extremadura, máximo reconocimiento de nuestra región, como un impulso para seguir caminando.