
“Yo dije que no quería hacer el espectáculo”.
Dijo que no varias veces, "rotundamente, además", pero le convencieron Manuela Sánchez y, “sobre todo”, Pedro Luis López Bellot. “Mis amigas y yo lo hablamos mucho”, le digo: “Cómo tiene que ser. Lo de ser hombre. Lo de ser el centro. Lo de que la gente te escuche y no te llame histérica y no te diga que estás loca o que lo tuyo es psicológico cuando vas al médico con un dolor real”.
Me hablan de la obra y pienso: cómo lo habrá hecho Fernando para poder meterse en la piel de un hombre que mata a sus hijos.
"Transitar por lo que transitan los distintos Saturnos que vemos a lo largo del montaje es desgarrador. Es desgarrador por una razón fundamental: porque, para hacerlo, hay que encontrar una explicación. Y yo la he encontrado. O sea, quiero decir... -Fernando Ramos, el protagonista, se detiene para que le entendamos-: en la reflexión por lo que transita un padre para hacer esto hay siempre explicaciones. Lo que pasa es que son explicaciones, evidentemente, equivocadas, radicales, desviadas, llamémoslas como queramos llamarlas: criminales, no cabe ninguna duda. Pero hay explicaciones. Hay una frase que dice: 'Nadie hace daño a su hijo si no es por una razón de peso'. Porque el hombre que lo hace está convencido de que debe hacerlo, de que tiene que hacerlo y de que tiene derecho a hacerlo".
Manuela Sánchez dice que su Medea no es la Medea clásica: "Estamos tratando de defender a la mujer sobre todas las cosas, porque lo que tratamos de visibilizar es la violencia vicaria: cómo los maltratadores matan a sus hijos para hacer sufrir a la mujer eternamente".
Hablan de cabaret. La presentan como un cabaret. Se asocia el cabaret con el baile y la comedia, pero el cabaret ha acogido situaciones dramáticas muchas veces (miren la película de Bob Fosse del mismo nombre)
Cabaret para contar una historia de violencia vicaria. De un hombre que mata a sus hijos porque tiene derecho. Tiene derecho a matarlos, tiene derecho a hacer daño a su mujer, porque su mujer se le está yendo, te solté la rienda de la mano izquierda, antes de poner los cuerpos en el fuego comprobé que no respiraban, los hijos de Juana Rivas pidiendo que no les obliguen a ir con su padre, Ángela González Carreño presentando más de treinta denuncias porque temía por la vida de su hija cuando visitaba a su padre y, finalmente, él la mató. “Desde que comenzamos a preparar el espectáculo han asesinado a dos niños más”, dice Manuela Sánchez.

“Saturnos y Medeas” la ha escrito Chema Pizarro, aunque solo es Chema Pizarro cuando es actor. Cuando escribe (“Menina, soy una puta obra de Velázquez”, “Conquistadores” -las dos de Proyecto Cultura, las dos dirigidas por Pedro Luis López Bellot) es JP Cañamero. "Ojalá nunca hubiera tenido que escribir para esto".
Hay flamenco, hay farrucas, hay tangos, están Chiqui de Quintana, Celia Romero y, permítanme, el espíritu de Paco Zambrano: "Siempre apoya todo lo que hago", cuenta Manuela, que habla de él en presente, porque hay muertes que son muy tuyas y te dejan sola. Compone Pedro Calero, que ha hecho también las letras. Y dirige Pedro Luis. Qué talentazo, Pedro Luis. Qué sensibilidad: "Quiero hacer teatro que cuente algo. No me gusta montar por montar ni montar para entretener", expone, sentencia, explica, sonríe. "Nosotros somos responsables y, como creadores, también tenemos que ser consecuentes y responsables con lo que está pasando ahora".
Más de cincuenta menores han sido asesinados por sus padres. Son datos del Consejo General del Poder Judicial a fines de 2024.
"El teatro es uno que hace y uno que ve", decía Peter Brook, al que cita Pedro Luis, que define este espectáculo como un espectáculo de creación: "tiene un lenguaje y un sello personal y propio".
Y hay luz. Más luz.
El teatro lo hacen ellos y nosotros lo vemos, este 1 de agosto, mañana viernes, a las nueve de la noche en la Casa de la Cultura de Torrejoncillo.
Y estamos deseando verla.