Camiones y tractores repletos de uva se concentran desde primera hora de la mañana en cooperativas y bodegas. Los agricultores han comenzado la recolección de las variedades autóctonas, como la parda y la cayetana, que están contribuyendo a salvar parcialmente la campaña tras un verano complicado.
A pesar del esfuerzo, la producción se ha visto reducida por los efectos del mildiu y las sucesivas olas de calor.
Antonio Ortiz, agricultor, explica que “ha bajado en torno en variedades como la blanca en un 35 por ciento, en tinta un 50 por ciento en la zona de Tierra de Barros”, lo que refleja el impacto desigual según el tipo de uva y la zona de cultivo.
En la bodega Las Minitas de Almendralejo, se han reforzado los equipos de trabajo para afrontar el volumen de entrada de uva. Juan Emilio Guerrero, su gerente, asegura que “estamos bien preparados, entra más gente con contratos para la vendimia, cada uno tiene su horario y es un no parar todo el día”, destacando la organización interna para mantener el ritmo de producción.
Mientras algunos agricultores esperan a que la uva complete su maduración, otros ya han comenzado la recogida desde la madrugada, aprovechando las horas más frescas del día.
Pagando por debajo de los costes de producción
En cuanto al precio, desde la organización agraria UPA-UCE advierten que se está pagando por debajo de los costes de producción. Ignacio Huertas, secretario general de UPA-UCE Extremadura, denuncia que “estamos enfrentándonos a precios por debajo del coste de producción y fuera de la realidad del mercado”, lo que pone en riesgo la rentabilidad de la campaña.
Además, los agricultores insisten en que siguen teniendo dificultades para encontrar mano de obra suficiente, un problema recurrente que se agrava en plena vendimia.