9 Septiembre 2022, 14:38
Actualizado 9 Septiembre 2022, 14:42

No crecía tanto el tipo de interés del dinero desde noviembre de 2011. El Banco Central Europeo lo subió ayer al 1.25%. Y si sube el precio del dinero, los bancos suben también el interés para financiar nuestras viviendas. Las hipotecas escalan su precio inevitablemente. 

Si ayer el Euríbor, con la noticia de la medida del BCE, ya cerró al 1,9%, hoy ya ha superado el 2% (2,015%). Es la primera vez que el índice de referencia para la financiación de las hipotecas supera esa barrera desde diciembre de 2011. Había llegado a estar en negativo en los últimos seis años.


"Subir los tipos de interés es el ABC de la política monetaria. Los suben porque hay mucha presión, porque está subiendo todo. Y al subir, congelan la economía porque suben mucho el tipo de interés del crédito", explica el analista pacense Javier Bardají. "La inflación podría seguir subiendo y podríamos llegar en los próximos 6 o 12 meses a ver un 2,5% o 3%", añade. "Ahora mismo, la media de subida de la hipoteca para una familia con una hipoteca media es de unos 150 euros al mes y eso es insoportable para algunas economías domésticas".

Con una operación matemática simple, la calculadora habla por sí sola: cualquiera que tenga una hipoteca de 150 mil euros de 25 años, con un interés del euríbor más 1% y tengan que revisarla este septiembre. Pagará más de 2.000 euros más en los próximos 12 meses.  La cuota mensual aumentaría unos 178 euros.

El aluvión de peticiones para cambiar las hipotecas de tipo variable a fijo ya es un hecho. Puede ser beneficioso pero no gratis: "en una hipoteca media, si te quedas con tu banco con una novación, los gastos de pasar de fijo a variable, si te piden nueva tasación, por ejemplo, pueden rondar los 1.000 euros. En el caso de irte a otro banco, tienes que negociar con la nueva entidad y lo que seguramente habría que pagar sería una nueva tasación", detalla Gonzalo González, sociólogo, analista y técnico de consumo cacereño.

Toca sacar la calculadora y prepararse para soportar la presión en la economía del hogar.