22 Junio 2021, 18:22
Actualizado 22 Junio 2021, 18:22

La población de Extremadura siguió respirando en 2020 un aire perjudicial para la salud, según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la totalidad del territorio regional estuvo expuesto a niveles de contaminación que dañan la vegetación.

Pese a la reducción general de la movilidad y la actividad económica derivada de los dos estados de alarma declarados para combatir la COVID-19, en todo el territorio extremeño se siguieron registrando en 2020 niveles elevados de ozono troposférico, con alzas y bajas según las estaciones de medición, según Ecologistas en Acción.

La menor movilidad por la pandemia ha provocado "una mejora general sin precedentes de la calidad del aire" en España durante 2020, que ha hecho que la contaminación se desplome a sus niveles más bajos en la última década.

La organización Ecologistas en Acción ha presentado este martes, de forma telemática, su informe anual donde se analizan los datos relativos a la calidad del aire según informaciones de las más de 800 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el país, a partir de sus redes de información de la contaminación.

Durante 2020, "la calidad del aire ha mejorado sustancialmente en España", con una reducción notable de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono troposférico, y más matizada los de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), estas últimas en sus mínimos de la última década.

El resultado del informe arroja "una menor población y territorio afectados por la contaminación", ha explicado Miguel Ángel Ceballos, coordinador del informe, para quien el factor esencial para explicar la mejoría de la calidad del aire ha sido la "reducción general de la movilidad y la actividad económica", sin olvidar el cierre de la mayoría de las centrales térmicas de carbón.

Sin embargo, y a pesar de esta mejora, casi 42 millones de españoles, un 90 por ciento de la población, ha respirado aire contaminado.

Dichas restricciones tuvieron su repercusión en las caídas en el consumo de combustibles fósiles y de electricidad, que alcanzaron el 13,1% y el 5,1% respectivamente respecto a 2019, recuperando, en el caso de los derivados del petróleo, magnitudes de finales del siglo XX, por el desplome del transporte aéreo y terrestre.

A esta caída hay que sumar, que las renovables aportaron su máximo histórico a la demanda de energía, por lo que "la mejoría de la calidad del aire en la última década se ha debido más a razones coyunturales que a la aplicación de medidas planificadas", ha detallado Ceballos.

En el caso de las partículas en suspensión, estas aumentaron en algunas comunidades, debido a la mayor frecuencia de los episodios de intrusión de polvo africano, en especial durante el primer trimestre del año, y así Canarias registró el peor episodio de contaminación de la última década.

El ozono es el contaminante que presentó, un año más, una mayor extensión y afección a la población, no obstante, la frecuencia de las superaciones de los estándares legales españoles y de la OMS, ha sido muy inferior, con un descenso del 55 % y el 41 % respectivamente en relación a las del periodo 2012-2019.

Respecto a la superficie expuesta a niveles de contaminación dañinos para la vegetación el año pasado, esta alcanzó a 210.000 kilómetros cuadrados, el 42% del territorio español, unos 40.000 kilómetros cuadrados menos que en 2020.

El año más cálido

El informe también destaca que el pasado año fue el más cálido desde 1961 y las bajas precipitaciones y la estabilidad atmosférica de los primeros meses de 2020 activaron episodios de contaminación por partículas (calima) procedentes del norte de África.

La primavera en cambio resultó húmeda lo que propició la dispersión y deposición de los contaminantes típicamente invernales como los NO2 y partículas; el fuerte calor del verano no se tradujo en un aumento de las concentraciones de ozono.

Para Ecologistas en Acción, la contaminación del aire debe "abordarse como un problema de primer orden", ya que cada año se registran unas 30.000 muertes prematuras en España por afecciones derivadas de la contaminación del aire, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Ecologistas dice que la contaminación del aire debe "abordarse como un problema de primer orden",

Para ello Ecologistas piden la reducción del tráfico motorizado en las áreas metropolitanas con un urbanismo de proximidad potenciando en las ciudades el transporte público (en especial el eléctrico) y medios como la bicicleta o el tránsito peatonal, además de un ferrocarril convencional mejorado y socialmente accesible.

Otras medidas son la adopción de las mejores técnicas industriales para la reducción de la contaminación y una fiscalidad ambiental que corrija el favorable tratamiento otorgado desde hace años a la aviación y a los vehículos diésel.

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