Las consecuencias del impacto de la guerra en la economía mundial empiezan a ser evidentes. Aquí en España algunos supermercados racionan ya la venta de aceite de girasol. Y es que una cuarta parte de las importaciones de este producto viene de Ucrania.
Todavía no hay falta de suministro del producto en las estanterías de los supermercados extremeños, pero el consumo se ha disparado en los últimos días.
Incertidumbre
El temor a la falta de abastecimiento y el encarecimiento del producto han llevado a los establecimientos a limitar las ventas. Algunos ciudadanos reconocen que, al principio, se lo tomaron a broma pero que ahora se están dando cuenta de la gravedad de lo que está ocurriendo y de cómo esa guerra puede afectarnos en el día a día.
Desde el sector admiten que hay incertidumbre, pero consideran que la situación está bajo control y no creen que pueda haber graves problemas de desabastecimiento. De hecho, las cadenas de distribución llaman a la calma y afirman que el racionamiento se debe al acopio desatado entre los compradores y no a una falta de producto.
También desde el gobierno se trabaja ya en otras alternativas como, por ejemplo, utilizar otros tipos de grasas vegetales.
Este suceso recuerda, en cierta manera, al que se produjo durante el confinamiento de la primavera del 2020. Primero se dieron situaciones de pánico en los supermercados, con multitud de clientes que compraban grandes cantidades de comida. Después, hubo dificultades de abastecimiento en productos determinados, como el papel higiénico, debido al acopio desatado. Y, al final, poco a poco volvió la normalidad.
