6 Julio 2020, 13:51
Actualizado 6 Julio 2020, 15:09

Esta segunda semana de julio apenas nos va a dar tregua en las temperaturas. La previsión apunta a que llegaremos a superar los 38-40º de máxima y que no bajaremos de los 22-24º de mínima. Un ambiente de plena canícula, ninguna sorpresa para las fechas, pero que nos debe mantener alerta ante la posibilidad de que podamos notar efectos en nuestra salud.

Golpe de calor

Un golpe de calor es el caso más grave de hipertermia, un fallo del sistema de termorregulación de nuestro cuerpo provocado por la exposición prolongada a las altas temperaturas o por la excesiva actividad física.

El calor puede producir desde irritaciones en la piel y calambres hasta un aumento de temperatura tal, que puede llevarnos incluso a la muerte

El principal mecanismo que nuestro cuerpo usa para mantener una temperatura óptima de funcionamiento en episodios de calor es la sudoración. A través del sudor y de la evaporación de éste el cuerpo pierde calor y mantiene la temperatura, incluso en verano, incluso al sol e incluso en movimiento entre los 36 y los 37º. Pero cuando falla este sistema por deshidratación, por ejemplo, nuestra temperatura corporal se puede disparar por encima de los 40-41º grados lo que nos hace hablar de golpe de calor o de shock térmico.

Con temperaturas por encima de los 40º nuestro organismo comienza a fallar hasta provocar daños en órganos vitales.

Aunque es la exposición prolongada a las altas temperaturas el principal desencadenante de estos episodios, podemos encontrarnos con un golpe de calor también por la acumulación de días y de noches, sobre todo, en las que no bajan lo suficiente los termómetros. En estos casos, el cuerpo no descansa como debería y en determinados grupos de población se disparan también los riesgos de sufrir estas patologías

Los golpes de calor aparecen con más frecuencia entre las 24-48 primeras horas de un episodio de altas temperaturas, cuando aún no se han puesto en marcha los mecanismos de aclimatación de nuestro organismo

Síntomas

No todos los golpes de calor acaban con consecuencias fatales, afortunadamente y si se detectan a tiempo los síntomas y se actúa con criterio y sentido común la situación se puede revertir. El dolor de cabeza, los vértigos, náuseas o mareos incluso, una sensación de debilidad o calambres y espasmos musculares puede ser los primeros síntomas del agotamiento por calor, incluso cuando la temperatura corporal aún no es excesivamente alta. Con reposo en zonas de sombra y ventiladas e hidratación no debería ser complicado volver a un estado diríamos normal. Si la situación se mantiene, si la temperatura del cuerpo sube más, el cuadro se puede complicar con perdidas de conciencia transitoria, dificultad en el habla, enrojecimiento y sequedad de la piel, con ausencia de sudor o aceleración del pulso e hiperventilación.

En este caso lo mejor, siempre lo es, es llamar lo antes posible a un médico o a las asistencias sanitarias, pero entre tanto, un buen consejo es mantener al paciente a la sombra e intentar rebajarle la temperatura echándole agua y generando corriente de aire, con un abanico por ejemplo o poniéndole gasas o toallas con hielo y si es en casa metiéndolo incluso en la bañera con agua fría.

Factores de riesgo

Aunque todos podemos sufrir un golpe de calor la edad es el principal factor de riesgo. Las personas mayores o los niños más pequeños son los grupos de edad más susceptibles y a los que más atención debemos prestar. El sistema nervioso central es el responsable del control de la temperatura corporal y de su fortaleza depende que podamos afrontar con mayor o menor éxito estas situaciones de estrés térmico. En los más pequeños este sistema nervioso no está aun desarrollado del todo y en los más mayores comienza a debilitarse

Los golpes de calor pasivo, por exposición a altas temperaturas en periodos prolongados afecta sobre todo a personas mayores. Los golpes de calor activos, por actividad física intensa afecta a jóvenes

En las personas mayores, o en personas con patologías o enfermedades crónicas o en pacientes que están en tratamiento con determinados medicamentos hablamos de golpes de calor pasivo. Se suelen dar cuando permanecemos mucho tiempo a altas temperaturas, normalmente en lugares cerrados y poco ventilados y con una deficiente hidratación o con ropa poco apropiada. Por otro lado, los golpes de calor asociados a la actividad física suelen darse en personas jóvenes o de mediana edad, hombres, sobre todo.

Según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria el 80% de las personas que sufren golpe de calor tienen más de 65 años y el calor es la segunda causa de muerte entre deportistas

Otros factores de riesgo son el sobrepeso o la obesidad, y entre los grupos más afectados, además de personas mayores encontramos también a niños pequeños y lactantes o personas en exclusión social.

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