Es la imagen habitual del día después de la Lotería de Navidad: administraciones llenas, colas en los mostradores y muchos extremeños con el décimo en la mano, esperando que el lector confirme si la suerte les ha rozado. Aunque el Gordo no llegó a Extremadura, la ilusión por recuperar parte de lo invertido sigue intacta.
A lo largo de la mañana, numerosos vecinos han acudido a comprobar sus números y, entre ellos, también algunos pequeños agraciados que han decidido reinvertir la pedrea en décimos para El Niño, manteniendo viva la tradición y la esperanza de que el próximo sorteo reparta más fortuna en la región.