9 Julio 2023, 18:57
Actualizado 9 Julio 2023, 18:57

Extremadura se ha despedido este domingo de las 'Caras del Turuñuelo'. Hasta este mediodía se han podido visitar estos hallazgos del yacimiento tartésico de Guareña en el Museo Arqueológico de Badajoz.

La exposición se programó inicialmente para dos semanas, desde el 23 de mayo al 4 de junio, pero se amplió un mes más por el éxito de público. En este tiempo unas 17.000 personas han podido contemplar de cerca las únicas representaciones de rostros humanos conocidas en la cultura tartésica.

En los próximos días viajarán a Madrid para su restauración donde permanecerán un tiempo antes de volver a Badajoz.

Cinco caras que cambian la historia

Tras 26 siglos bajo tierra, los arqueólogos encontraron estas cinco cabezas, dos de ellas de mujer, otra de un guerrero y otras dos que están por identificar, en el yacimiento del Turuñuelo, en Guareña. Son del siglo V antes de Cristo y de extraordinaria belleza.  Probablemente las esculpiera un artista oriental siguiendo el ideal del canon griego, pero su valor no es incalculable solo por eso, sino porque son únicas en el mundo. Y porque revolucionan el estudio sobre Tarteso al cambiar la historia del arte antiguo. Es decir, porque son cinco caras que cambian la historia.

Nunca antes habían aparecido, en ningún sitio, piezas que nos dijeran qué cara tenían, qué facciones presentaban los miembros de esa civilización prerromana. Pero tampoco sabíamos que esta civilización esculpiese a sus dioses: siempre se había pensado que era una civilización anicónica, es decir, que no representaba a sus divinidades a través del arte: "Pero no, nos hemos encontrado que, un poco antes de la Dama de Elche, ya se hacían este tipo de esculturas", explicaba entonces Sebastián Celestino, codirector del yacimiento, ante los medios de comunicación, en la multitudinaria rueda de prensa organizada tras el hallazgo.

En cuanto a los bustos, con nariz finísima y labios perfiladísimos, enjoyados con pendientes y diademas y probablemente coronados (aunque las coronas no se han encontrado), permiten ir más allá de la imaginación de las caras de los habitantes de aquella civilización: "es la primera vez que le ponemos un rostro a Tarteso, pero lo más interesante es que sabemos cómo portaban sus joyas. Como estas arracadas o la diadema, que apareció en el Tesoro de Aliseda: ahora sabemos cómo las llevaban", detallaba Esther Rodríguez, codirectora de la excavación del Turuñuelo. Ahora sabemos, por ejemplo, que lo que en principio se creyó un collar, se portaba en la cabeza. Y que las cadenas de los pendientes aparecidos en Aliseda o Cancho Roano ayudaban a sujetar su peso en la oreja de las mujeres.

En cuanto a la cara que representa al guerrero, se aprecia el arranque del casco y un tirabuzón, típico de los infantes, lo que según Esther Rodríguez, nos habla "de un posible rito de paso, de un joven que pasa de niño a soldado". Aún es muy pronto para saber si, juntas, las cinco cabezas explican algún ritual o alguna escena mitológica griega. Lo que sí podemos saber ya es que estaban pintadas: "están recién sacadas del horno, no se han hecho analíticas pero sí hay restos de color rojo", ha ampliado Sebastián Celestino.

Junto a los cinco rostros esculpidos, aparecieron también, entre otros, una nueva habitación, una nueva puerta, madera y esteras con restos vegetales.  Pero las caras son, sin duda, la revolución del yacimiento. "Es la noticia más importante del año", ha dicho la delegada del CSIC para Andalucía y Extremadura, Margarita Paneque. "El Turuñuelo es una referencia para la arqueología de todo el Mediterráneo", ha venido a reconfirmar Pedro Mateos, director del Instituto de Arqueología de Mérida, perteneciente también al CSIC que es quien, en colaboración con la Junta de Extremadura, excava este yacimiento.

No se descarta que aparezcan los cuerpos de estos altorrelieves y que midieran más de un metro pero, de momento, los arqueólogos se centran sólo en saber más sobre esas cabezas.

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