3 Agosto 2025, 12:34
Actualizado 3 Agosto 2025, 12:36

Las familias y, en concreto, las esposas, madres e hijas "siguen siendo" las principales cuidadoras de las personas dependientes, según el 'I Estudio sobre las familias con personas en situación de dependencia en España', elaborado por la Fundación Caser.

Según señala el informe, citando la Encuesta sobre Discapacidades, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD) 2020, el 68% de las personas con dependencia reciben cuidados o asistencia de una persona de su hogar, "lo cual refleja la importancia de los apoyos informales en el ámbito familiar".

Entre quienes prestan estos cuidados, el informe, destaca que el 23% son hijas, el 18% son madres y el 14% son esposas "lo que indica que las mujeres, tanto de generaciones anteriores como posteriores, asumen mayoritariamente las labores de cuidado", alcanzando el 55% del total. Por otro lado, los perfiles masculinos, como los hijos (12%) y los esposos (11%), muestran cifras inferiores a las de sus contrapartes femeninas, "reforzando la idea de una distribución desigual de estas responsabilidades por género".

Esta feminización se extiende fuera del núcleo familiar ya que, según el estudio --que cita datos del INE de 2022--, en el cuarto trimestre de 2022, el 88% de las personas trabajadoras del servicio doméstico eran mujeres.

En todo caso, los autores del estudio señalan que "a pesar de las transformaciones en la estructura y composición familiar, la familia sigue siendo el pilar central en la provisión de cuidados para las personas en situación de dependencia".

Este papel, según advierten, "se refuerza ante la insuficiencia de los servicios públicos y privados, que suelen complementar, más que sustituir, el trabajo de cuidado familiar". "Listas de espera prolongadas, falta de servicios accesibles, desigualdad territorial y una burocracia excesivamente compleja suponen un obstáculo añadido para muchas familias", subrayan.

Además, avisan de que las familias enfrentan "barreras burocráticas y una falta de formación específica sobre la dependencia" por lo que añaden que es "crucial" que se implementen políticas que faciliten la gestión de los recursos y que ofrezcan capacitación adecuada a los cuidadores informales. "Esto permitiría una atención más eficiente y reduciría la presión sobre las familias", apuntan.

En este sentido, proponen "una reformulación del sistema de cuidados que priorice la autonomía de las personas dependientes y reduzca la dependencia familiar excesiva". Esto implica, según precisan, "no solo aumentar la oferta de cuidados formales, sino también diseñar políticas que promuevan la igualdad de género, el desarrollo profesional de las cuidadoras y la sostenibilidad del sistema de atención a largo plazo".

Asimismo, el estudio pone de manifiesto "la falta de reconocimiento" de estos cuidados ya que estas responsabilidades no se remuneran ni otorgan derechos. "Se prestan en el ámbito privado del hogar, sin reconocimientos laborales, sin cobertura suficiente y sin los apoyos necesarios. En muchos casos, el rol de la cuidadora se asume por obligación o falta de alternativas, y condiciona la organización familiar, la salud de quien cuida y la calidad de vida del conjunto del hogar", apunta.

En cuanto a la salud, el informe señala que, cuando las familias asumen la mayoría de las tareas de cuidado experimentan también "sentimientos de abandono de sí mismas", especialmente las personas cuidadoras. Términos como "dureza, cansancio físico y mental, frustración, miedo, agobio, crisis, bloqueo, renuncia" denotan el impacto de las labores de apoyo a una persona con dependencia, según el estudio.