19 Octubre 2021, 15:06
Actualizado 19 Octubre 2021, 15:06

Ninguna de las cuatro vacunas autorizadas en Europa (Pfizer/BionTech, Moderna, AstraZeneca y Janssen) contempla en su prospecto posibles alteraciones del ciclo menstrual. En agosto, la Agencia Europea del Medicamento apuntaba que era un problema que se daba en 29 casos por cada millón de vacunados.

Sin embargo, un equipo de investigadoras de la Universidad de Granada y del Hospital San Cecilio consideró que el número real debía de ser mucho mayor. Una de sus integrantes, la ginecóloga Olga Ocón, asegura que "era algo de lo que se empezó a hablar en las redes sociales, empezaron a venir mujeres a las consultas e incluso a alguna de nosotras lo experimentó, por lo que decidimos poner en marcha un estudio el pasado mes de febrero".

Ese proyecto se llama EVA y en una primera fase ha consistido en la realización de una encuesta online para conocer el alcance y las características de los cambios en el ciclo menstrual. El 70 por ciento de las 23.000 que respondieron aseguraron haber experimentado algún tipo de alteración; un dato que según Ocón "no refleja la realidad", ya que probablemente han respondido muchas mujeres que estaban buscando información al respecto, "pero sí que nos sirve como punto de partida". 

Ahora se ha puesto en marcha una segunda fase en la que se está realizando el seguimiento de unas 120 mujeres a lo largo de un año para conocer los efectos a largo plazo. Sus resultados preliminares apuntan a que la incidencia de problemas ronda el 30%. 

En principio, parece que las alteraciones son transitorias y desaparecen a los tres meses pero según la investigadora del Hospital San Cecilio "no podemos asegurar de forma rotunda que no pueda afectar a la fertilidad, se trata de un asunto que todavía no está estudiado".

Estas científicas quieren que las alteraciones se analicen y aparezcan descritas en los prospectos de las vacunas, "para saber a qué atenerse y evitar visitas innecesarias al médico". Pero el problema, aseguran, es aún más profundo, ya que "se pone en evidencia la necesidad una medicina, con perspectiva de género, que estudie las características particulares de cada sexo".