18 Noviembre 2022, 16:42
Actualizado 18 Noviembre 2022, 16:42

Carmen Gómez es médica de familia. Coordina, desde marzo, el centro de salud Mérida Urbano III. Tiene un cupo de casi 1.700 pacientes. Su jornada empieza pronto: a las ocho de la mañana tiene la primera reunión en el centro. En enfermería ya desde primera hora no paran con las extracciones.  Antes de entrar al centro, toca ponerse la mascarilla. Primer problema del día. "Como ya la ley no obliga a llevar mascarillas en otros ambientes, aquí la gente quiere entrar sin ella y la celadora tiene que bregar con éstas incomprensiones", "y es por el bien de todos", recuerda.

Un día normal puede ver a 41 pacientes. En los más complicados, durante la pandemia, llegaron a ser hasta 112. En teoría, cada consulta administrativa por teléfono debe durar dos minutos y ocho si el paciente tiene cita presencial. Pero ella a la puerta de su consulta deja claro que a cada paciente le dedica el tiempo que necesita. "De normal saldría a las 3, casi ninguno respeta el horario. Lo ampliamos por atención a demanda. Intentamos hacer otras cosas, infiltraciones, formación, ecografías, otras terapias...".

 

foto consulta

 

La actividad no cesa

En la ventanilla, la cola de pacientes es incesante. También las llamadas. "¿Centro de salud, buenos días, dígame? Si considera que es urgente, dígamelo, porque cita hasta dentro de cinco días no tiene la doctora. En ese caso, véngase por urgencias y le ve la doctora". También tienen la agenda repleta de pacientes citados para ponerse la vacuna de la gripe y/o de la covid.

"El tiempo es oro en Primaria". Y no solo el tiempo. También el personal médico y el resto de profesionales sanitarios. "Necesitamos que nos cuiden, nos doten y nos lo reconozcan desde arriba", asegura. Los de arriba y además, añade "los de al lado, los de los hospitales" porque remarca que en Primaria se practica "medicina de verdad".