25 Junio 2025, 14:00
Actualizado 25 Junio 2025, 14:00

Junto con la de Nochebuena, ¡oh, casualidad!, son las dos noches mágicas del año... bueno, también podríamos incluir la de Reyes, por el tema de los regalos y demás. En cualquier caso, tres noches que tienen una gran particularidad: la de San Juan (24 de junio) la más corta del año; la del 24 de diciembre, la más larga; y la del 5 de enero, cuando la oscuridad comienza a remitir. Tres eventos astronómicos que fueron absorbidos por la religión católica para entrometerse en las antiguas sociedades ibéricas y así aposentarse.  

No es casualidad que en la de diciembre se rememore el nacimiento de Jesús (el que viene y da la vida, según el Cristianismo) y justo seis meses después, en la mitad del ciclo anual, se recuerde a San Juan Bautista, su predecesor, el que se instaura el bautismo como sacramento. Dos figuras claves de esta creencia posicionadas en otras dos posiciones claves del año astronómico.  

Son noches de hogueras para purificar, limpiar y ahuyentar los malos espíritus en esta segunda mitad del año, con el fuego como protagonista, esa incandescencia cuyo dominio supuso un gran adelanto en nuestros antepasados, sacándolos de la oscuridad. Baños, danzas y sacrificios acompañan a estas actividades para que los próximos seis meses nos sean benignos.  

Sobre estas liturgias hablamos con Domingo Barbolla, sociólogo y antropólogo de la Universidad de Extremadura. Esta entrevista se emitió el pasado miércoles, 25 de junio de 2025 en el “El Sol sale por el oeste”. Pincha en la imagen y escúchala.

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