13 Julio 2021, 17:05
Actualizado 13 Julio 2021, 19:12

En 1859 Charles Darwin publicaba su celebérrima obra “El origen de las especies” en la que exponía que el ambiente condicionaba la evolución de los seres vivos y que sólo sobrevivían los mejores adaptados. En esta línea está un estudio de las universidades de Cambridge (Reino Unido) y de Tubinga (Alemania) liderado por Andrea Manica, del departamento de Zoología del centro inglés y que ha sido publicado este mes por la revista “Nature  Communications”. Abajo os dejo el enlace. 

El documento concluye que en el último millón de años en los lugares más fríos se han impulsado a los individuos más altos y esbeltos mientras que en las áreas más cálidas han sido los más bajos y achaparrados. Sin duda es una idea que todos más o menos sospechábamos (hay pocos suecos de metro y medio y tampoco abundan mucho los españoles que pasen de los dos) pero nos faltaba la investigación que lo confirmase. 

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Estatura promedio de cada país.

Para este trabajo se han recopilado medidas del tamaño del cuerpo y del cerebro de 300 fósiles pertenecientes al género Homo procedentes de todo el mundo. Recordemos que la familia Homo existe desde hace más de un millón de años y que nos incluye tanto a nosotros (Homo Sapiens) así como a nuestros parientes el Homo Habilis, el Homo Erectus y el Neanderthal. 

Se sabe que un cuerpo grande actúa como amortiguador contra el frío, ya que pierde menos calor un cuerpo cuando su masa es grande en relación con su superficie.

Al combinar estos datos con la reconstrucción climática de esas regiones, se ha comprobado que los climas fríos impulsaron la evolución de los sujetos más altos; y en los cálidos, los más pequeños. “Nuestro estudio indica que el clima, en particular la temperatura, ha sido el principal impulsor de los cambios en el tamaño corporal durante los últimos millones de años”, afirma Manica.

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Los científicos también estudiaron si el tamaño del cerebro estaba influenciado por agentes ambientales, pero no vieron nada en claro; sin embargo, se sospecha que hay una influencia ambiental indirecta. Parece ser que los encéfalos más grandes se daban en humanos que practicaban la caza y que una dieta rica en carne les aportaría mayor energía. Estos antepasados vivían, por tanto, en hábitats con poca vegetación (como las espetas abiertas o las praderas), donde la caza es el único método para conseguir comida. 

“Descubrimos que diferentes factores determinan el tamaño del cerebro y el tamaño del cuerpo; no están bajo las mismas presiones evolutivas. El entorno tiene una influencia mucho mayor sobre el tamaño de nuestro cuerpo que de nuestro cerebro”, indica Manuel Will, de la Universidad de Tubinga (Alemania) y primer autor del estudio.

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Resultados de la investigación que muestran la relación entre la temperatura ambiental y el tamaño del cuerpo

La investigación también sugiere que los factores no ambientales fueron más importantes que el clima para impulsar cerebros más grandes, siendo los principales: estamentos sociales más complejos, dietas más diversas y tecnología más sofisticada.

Más info: https://www.nature.com/articles/s41467-021-24290-7
 

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