11 Junio 2021, 13:04
Actualizado 11 Junio 2021, 16:16

Ya está en el juzgado el informe del caso de Julia Rangel, la mujer de 47 años de la localidad pacense de Aceuchal que falleció con COVID en octubre de 2020, y cuya familia denunció falta de atención sanitaria. 

La afectada empezó a manifestar síntomas, con fiebre alta, fatiga y problemas respiratorios. Su marido hizo varias llamadas al centro de salud, pero según denuncia tardaron ocho días en lograr que una médico la visitase en su casa. Al constatar su mal estado la trasladaron al hospital Tierra de Barros. Allí los sanitarios intentaron reanimarla, pero finalmente falleció. Los familiares remitieron al consejero de Sanidad una carta en la que explicaban lo ocurrido, y a raíz de la cual el Servicio Extremeño de Salud abrió una investigación. El Ayuntamiento de Aceuchal formuló igualmente una queja.

La Consejería de Sanidad ha confirmado que el informe del SES ya ha concluido pero no ofrece información sobre el contenido. Sí hemos hablado con la familia. Javier Torrado, hijo de Julia, confía en que se haga justicia y se depuren responsabilidades. Nos ha contado que están viviendo momentos "muy duros": "Recordar otra vez lo mismo es un sinvivir, estamos deseando salir de esto". Cada vez que su padre, el marido de Julia, tiene que contar la historia, nos confiesa, "se pone fatal".

"Recordar otra vez lo mismo es un sinvivir, estamos deseando salir de esto".

Javier asegura que se produjeron varias negligencias. Habla de una cadena de errores, y no sólo de la médico: hubo, sostiene, más implicados: "Cuando la abogada nos trajo las cuatro declaraciones que han hecho los médicos, me llevé las manos a la cabeza y pensé: ¿Cómo ha podido ser esto?"

Los familiares de Julia prestaron declaración ante el juez el pasado viernes. Sin embargo, la facultativa investigada no lo hará hasta el mes de septiembre. Aunque no entiende tanto retraso en la investigación, la familia está convencida de que, finalmente, habrá juicio.